expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

Translate

martes, enero 25

Rozov y la filosofía de la historia

El académico ruso, Dr. Nikolai Rozov, profesor de la Universidad de Novorosisk, ha brindado dos interesantes propuestas de sistematización, desde el campo de la filosofía de la historia, que se encuentran expuestas en las páginas web administradas por él, y que son parte del sitio de la institución donde labora. Con intenciones meramente informativas, conviene echarles un vistazo.

El profesor basa la primera de las referidas sistematizaciones en las asunciones filosóficas desde las cuales se investigan los hechos históricos. El las divide en concepciones externalistas e internalistas. Los externalistas buscan las causas de los procesos sociales en razones supersticiosas que resultan imposible de investigar. Estarían comkpuestas por las concepciones demoníacas, fatalistas y providencialistas, donde se incluiría – acorde al criterio rozoviano – autores como Hesíodo, San Agustín de Hipona, Maritain, Andreev y otros.

Por su parte, la concepción internalista, donde la historia acaece por razones reales, factibles de investigar, él la divide en tres posiciones en tres posiciones. Una primera, nombrada estrictamente idealista, sólo asume a las razones ideales como capaces de afectar el curso de los aconcemientos e incluye a autores de la talla de Platón, Hegel y el italiano Benedetto Croce.

La segunda posición, dentro de la concepción internalista, él la denomina como de estricto naturalismo y acepta que solo las esencia materiales afectan la historia. Rozov ubica entre sus cultores a Hobbes, Huxley y Lorenz. Finalmente, él brinda una tercera posición combinada que subdivide en indivisible, donde tendrían protagonismo los factores biológicos, antropológicos y los aspectos nacionales. Figuran entre quienes la comparten Guillermo Dilthey, Henri Bergson, Oswald Spengler, etc.

De manera algo difícil de comprender, el estudioso ruso incluye una subdivisión a la cual reconoce como “separada”, sin mayores explicaciones.

Además de la ya descrita sistematización, existe otra, algo más exuberante, cimentada en las esencias ontológicas que el historiador acepta a priori para su investigación. En ella quedan comprendidas cuatro posiciones fundamentales, subdivididas hacia el interior de cada una. Recorrámosla tratando de no desorientarnos en medio de tantas clasificaciones.

La primera posición toma a la cultura como centro y, dentro de ella, al campo donde se acepta la cultura tecnológica, con White, McLuhan y Bell entre sus más representativos exponentes. Por su parte, con Kant y Compte encabezándola, propone una variante sostenida en la cultura cognitiva, para luego pasar a otra que toma a los sistemas religiosos y axiológicos como elementso centrados en la cultura espiritual y donde incluye a Windelbald, Rickert, Weber, Scheler, Toynbee, Manheim …

Rozov fundamenta el segundo componente de esta propuesta ontológica en tomar como centro a la sociedad, para, a su vez, descomponerla según la prioridad que se le dé a sus facetas política, económica y, específicamente, social. La faceta política enfatiza en las relaciones de poder, más las estructuras y procesos generados en ese ámbito. Este grupoo incluiría al historiador italiano del siglo XXVII Giambattista Vico y los sociólogos de la escuela de Francfurt, entre otros.

Ahora bien, las relaciones económicas ocuparían un papel protagónico para el renacentista francés Jean Bodin y el lider socialista Carlos Marx, acompañado por Wallerstein. Mientras tanto, las relaciones psicológicas de las masas se investigarían en la faceta sociopsicológica, sostenida por autores como Durkheim y Fromm.

A continuación, el profesor de Novorosisk expone un tercer componente, centrado en la antropología. Su primera variante jerarquiza a los individuos extraordinarios y, en consecuencia, señala al romántico inglés Thomas Carlyle, autor de esa joya historiográfica titulada “Los héroes”, como su practicante de cabecera. El alma humana también es llevada a primer plano en una variante psicocéntrica practicada por el sempiterno Sigmund Freud y el ruso Gumilev. Finalmente, el componente centrado en la antropología tiene una variante etnocéntrica que toma como punto definitorio a las identidades de base étnica, propias de Herder y Danilevski.

Para terminar con los componentes ontológicos, el científico ruso señala un tipo “naturalista”. Se estructura en tres variantes deslindadas acorde a la influencia de cuerpos cósmicos como el Sol, la Luna y otros planetas; detales estos que son asumidos por Chizchevski. También asume aquellos de naturaleza terrena como el clima, relieve, etc.Rozov menciona entre sus representantes al germano Herder y a esa estrella del iluminimo dieciochista que es Montesquieu. El deslinde naturalista es concluido por Rozov con una variante biocéntrica que tiene mucho de darwinismo social.

Una vez reseñadas estas sugerentes propuestas quedaría, de parte de quienes las conozcan, la tarea de valorarlas. Tal es, precisamente, el objetivo de nuestra apretada síntesis.

lunes, enero 17

El capitalismo es tozudo.

El capitalismo nunca ha cedido, dócilmente, su espacio al socialismo. En cualquier lugar del planeta donde tal sustitución ha tenido efecto, siempre ha estado precedida por un proceso de agudización de contradicciones que desemboca en una lucha cruenta – con las armas o sin ellas – hasta que, finalmente, deviene el cambio de poderes.

Tal realidad no escapa a comunistas ni a burgueses. Cuando la Guerra Fría entró en su apogeo – durante la segunda posguerra – y la contraposición entre ambos sistemas invadió todos los aspectos de la vida de los habitantes de uno u otro sistema, los círculos monopólicos que controlaban el poder en el país insignia de ese sistema, encargaron múltiples estudios en diversos ámbitos del planeta para detectar, a tiempo, cualquier foco de potenciales estallidos sociales.

Para algunos entendidos, corresponde a los analistas del proceso que culminó en la Revolución Francesa, la elaboración de la teoría sobre la agudización de la pobreza como fuente de luchas revolucionarias. Corresponda a ellos, o no, la paternidad de tal concepción, lo cierto es que se mantuvo latente hasta el siglo XX.

Durante los años previos a la gran depresión de la década del treinta y durante su desenlace, los estudios de John Maynard Keynes le dieron una nueva actualidad. Para el economista inglés era importante que el estado burgués promoviera actividades donde los trabajadores pudiesen devengar, aunque fuera, el más humilde de los jornales. En no pocas oportunidades se le parafrasea su idea del estado gastando en salarios, todavía cuando solo pusiese a los trabajadores a abrir huecos, para luego pagarle a otros por taparlos.

En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial varias instituciones internacionales auspiciaron indagaciones con los fines ya expuestos. Una de ellas fue el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. Bajo el pretexto de realizar estudios de factibilidad, imprescindibles a sus operaciones bancarias, sus especialistas monitorearon, prácticamente, el ambiente sociopolítico de todos los continentes.

En 1950 fueron objeto de sus investigaciones Cuba, Etiopía, Irán, Guatemala, Turquía, Sudáfrica, Pakistán, Siria e Irak. Al año siguiente los estudios se dirigieron hacia Nicaragua, Congo Belga, Paraguay, Ceilán, Costa Rica, Rhodesia, Surinam y Finlandia.

Para 1952 fueron concluidas las investigaciones en Australia, Jamaica, Costa de Oro, África Oriental y Japón. El año 1953 sirvió de escenario para concluir sus indagaciones en Alemania y Nigeria. A continuación lo hicieron en Malasia y Singapur. Hasta ese momento, 27 naciones habían conocido de la indagación de los especialistas del BIRF, de ellas 6 latinoamericanas, 8 africanas, 8 asiáticas, 2 europeas y una en Oceanía.

Luego la actividad disminuyó, en 1955 estudiaron a Colombia, a lo largo de 1956 a Pakistán, Italia y la India y en 1959 a Perú. Con esos resultados, la institución en particular y sus auspiciantes, tuvieron una visión global de los distintos pueblos.



Con solo un click te actualizas

En 1954, fecha donde hice el corte anterior para realizar un pequeño balance, el presidente del referido organismo, Eugene Black, pronunció un discurso ante la 17ª Sesión del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, allí expuso un diagnóstico de los distintos continentes. Refiriéndose a latinoamérica expreso:

“El creciente reconocimiento por muchos poderosos intereses de la América Latina de que una economía estática puede llevar a explosiones políticas, y que a la larga el curso a seguir es llevar adelante la expansión de la producción y la más amplia y permanente distribución de sus beneficios”.

Tal conclusión parece servir, más a políticos, que a laboriosos empleados bancarios.
Ella se parece mucho a lo expresado por los expertos que, bajo la dirección de Truslow, habían estudiado a Cuba en 1950. Estos últimos expresaron en su informe:

“La prosperidad bélica ha creado en Cuba nuevos niveles de vida para muchas gentes, si su economía no puede sostener ese nivel en tiempos menos prósperos – al menos en grado razonable – sobrevendría una gran tirantez política.”
“Si los líderes se han descuidado en prever esta posibilidad, la opinión pública los inculpará. Y si ello ocurriera, el control podría pasar a manos subversivas y engañosas – como ha ocurrido en otros países donde los líderes no se han dado cuenta de las corrientes de estos tiempos.”

A pesar de la advertencia la lucha de los cubanos derrocó al sistema. Mas, ¿qué ocurrió en América Latina? ¿Cayeron en oídos más receptivos las advertencias de los expertos del BIRF? Sin dudas, la tozudez capitalista encontró recursos para evitar el cambio. Entonces, cabe preguntarse ¿por qué esa misma tozudez no sirvió para encontrar recursos en Cuba?

Migraciones africanas acaparan interés investigativo europeo

-->
Europa tiene serios problemas por resolver. Como nunca antes, los recién llegados de más allá de sus fronteras, distan de ser bienvenidos al atravesarlas.
Pero esta vez la gente no llega desde lugares remotos del globo terráqueo. Apenas atraviesan el milenario Mar Mediterráneo, procedentes de sus costas meridionales.
Quienes sostienen este enfoque sobre los movimientos humanos con destino al viejo continente, coinciden en presentar a los científicos sociales europeos, concentrados en proponer soluciones al subdesarrollo africano para generar un alza en la oferta de plazas dentro del mercado de trabajo de esa región azotada por la pobreza, para evitar que vayan a disputárselas a los trabajadores europeos.
Durante la celebración del Sexto Congreso Iberoamericano de Pensamiento - hecho ocurrido en Holguín, entre los días 25 al 28 de octubre del pasado 2010 - el Dr. Jesús Valero Matas, profesor de la Universidad de Valladolid, dictó la conferencia “Las migraciones españolas: análisis comparativo de la emigración y la inmigración iberoamericana
Los puntos de vista del destacado especialista han generado un merecido interés en la comunidad de científicos que se ocupa del tema. Él también había participado en la quinta edición del referido Congreso, en declaraciones suyas, recogidas en el sitio web de la Casa de Iberoamérica – institución que auspicia el cónclave ya aludido – señaló los tópicos hacia donde dirigir la actividad investigativa. Entre ellos figuran:
• Los movimientos migratorios, tanto internacionales como regionales, donde se analicen las repercusiones demográficas, sociales, económicas y culturales, sus efectos sobre el desarrollo social.
• La ciencia, factor determinante en la consolidación de un modelo productivo importante, asociado a una educación superior proyectada a la innovación tecnológica. Donde se analicen los problemas de Iberoamérica y sus consecuencias en el subdesarrollo social.
• Analizar los nuevos movimientos religiosos de la sociedad iberoamericana para conocer muchas de las causas de la desigualdad social.
 Pero las migraciones también despiertan el interés indagatorio del otro lado del Atlántico. Procedente de Argentina, el profesor de la Universidad de Misiones, Bernardo Federico Neumann, fue otro de los participantes en el evento de marras. Su intervención giró en torno al aporte de los inmigrantes a la cultura de aquella región austral. Fue una propuesta que desbordó los marcos del Congreso y llegó hasta las aulas de la Academia de Artes Plásticas de Holguín.
El trabajo de ambos intelectuales demuestra la persistencia del tema entre los estudiosos interesados en el área iberoamericana. Todavía se pueden esperar frutos valiosos, aunque otras partes del mundo hayan devenido fuentes de preocupación.