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lunes, marzo 7

Más de 25 Miradas en Holguín



Ocho minutos largos, pero también insuficientes. “25 Miradas”, la serie de cortos argentinos dedicados al bicentenario del inicio de la lucha por la emancipación del coloniaje español, nos dejaba con ganas de seguir viendo. Los 200 minutos totales transcurrieron muy rápido, pero también demasiado prolongados, su intensidad requería descanso reflexivo para captar toda la intención de los realizadores de esta heterogénea muestra.

La introspección argentina, en su poética de conceptos densos, dejó en el público holguinero cierta sensación de falta de información “acerca del quiénes quisimos ser y del quiénes hemos sido” que expone cada uno de los cortos, preparados por realizadores del cono sur, bajo el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación, junto a la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Fueron realizados por Adrián Caetano, Pablo Trapero, Marcos Carnevale, Albertina Carri, Paula de Luque, Inés de Oliveira Cézar, Sabrina Farji, Leonardo Favio, Pablo Fendrik, Sandra Gugliotta, Paula Hernández, Juan José Jusid, Víctor Laplace, Alberto Lecchi, Lucrecia Martel, Mausi Martínez, Néstor Montalbano, Celina Murga, Gustavo Postiglione, Lucía y José Puenzo, Carlos Sorín, Juan Bautista Stagnaro, Juan Taratuto, Gustavo Taretto, y Ricardo Wullicher

El cruce con la realidad “del qué somos y con la utopía del qué seremos” deja abierta una puerta a la búsqueda de las interioridades de aquel pueblo, durante los años transcurridos entre los inicios del siglo XIX y este primer decenio del XXI. Se requiere conocer al argentino más de cerca. Sus sufrimientos han sido largos, complejos, intensos, a veces, hasta lejanos de nuestra realidad.

No basta la divulgación en la prensa sobre los hechos principales de aquel acontecer. Por momentos, el espectador quisiera ser argentino, para comprenderlo mejor y… no serlo, para evitar el sufrimiento. Largo es el camino andado. Las síntesis dan la esencia, pero pierden la vivencia.



Mas infomación aquí

Mueve a la simpatía el optimismo de muchos directores. También la entrega de los actores y los recursos expresivos de la edición. La muestra es un huracán de emociones que uno quisiera aprehenderlo en sus detalles mínimos. ¿Cuánto hay repitiéndose en otros lares latinoamericanos?

La Feria Internacional del Libro sirvió para que la Casa de Iberoamérica incorporara la muestra a sus actividades. Aprovechando el horario nocturno de “Un espacio para la poesía”, la pantalla se instaló en el exterior de la institución y fue un imán que captó las conciencias, independientemente de su poca estructura férrica. Pocas caras dejaron de mostrar la reflexión del alma que reflejaban.

¡Cuan diverso es el bicentenario!

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