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viernes, marzo 4

Olguita y la “Distinción Casa de Iberoamérica”


La condición de alumno no termina con la graduación. Continúa toda la vida cuando se tienen educadores de gran talla. La idea estuvo presente en la entrega de la Distinción Casa de Iberoamérica a la Dra. Olga Potuondo Zúñiga en el marco de la Feria Internacional del Libro.

Como un momento más de “Cuba en Iberoamérica: la isla posible”, en la tarde del viernes 4 de marzo se celebró la ceremonia en la institución de marras. Olguita - como es conocida entre sus allegados – tiene una trayectoria educacional excepcional.

Dos años antes de concluir sus estudios ya estaba en un aula impartiendo clases, con la categoría de instructora no graduada. Ese hecho definió su vida. La siempre joven, camagüeyana devenida santiaguera, Olga Sarina Portuondo Zúñiga, ha sido una orfebre de generaciones por más de cuatro décadas.

Ha impartido cursos de pregrado, postgrados, maestrías y doctorados. Ha tutorado de trabajos de curso, de diplomas, y tesis doctorales. Sus conferencias y participaciones en eventos llegan a un amplio ámbito: Cuba, España, Francia, Brasil, México, Colombia, Guadalupe y Martinica, Haití, Estados Unidos y Alemania.

En busca de su sabia guía, frente a ella se han sentado doctorantes y profesores de las universidades de Harvard, Nueva York, Carolina del Norte, Florida, Pennsilvania, la Complutense de Madrid, las de Andalucía, Oviedo, Murcia; Lyón, El Havre, Burdeos III, Paris I y III, Pau, Toulouse, Nanies, York, Montreal, Toronto, Veracruz, Chapingo, La Autónoma de México, Australia, Santo Domingo, Río Piedras de Puerto Rico, Inglaterra, Irlanda, Colonia, Bonn, Bermudas y un listado todavía más largo.

Por sus méritos es miembro de la Academia de la Historia de Cuba, de la Comisión Nacional de Grado Científico, de múltiples Consejos Científicos de organismos y de Consejos Editoriales de revistas y casa editoras.




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Su intervención “La historia y los intelectuales ante los desafíos actuales” resultó enfática en el diálogo de las ciencias históricas con otras disciplinas y en el destaque de la peculiaridad regional como forma de construcción de una historia nacional.

Sus palabras dieron origen a un interesante intercambio con los presentes donde se tomaron ejemplos de procesos cubanos que todavía requieren un enfoque mucho más consecuente. En particular, la insurrección del partido Independientes de Color a inicios del siglo XX cubano, cuyas versiones han comenzado a desmitificarse en los últimos años.

Las palabras de la destacada intelectual estuvieron movidas por el deseo de integración nacional, más que por la creación de sentimientos discriminatorios entre presuntas víctimas de la marginación. El acento que le confirió al vínculo de la historia con la literatura, también resultó interesante.

Además de la mencionada Distinción, el Sectorial Municipal de Cultura también le entregó La Flor de Holguín, como reconocimiento a su labor y a las relaciones mantenidas por años con el territorio.

Amnios se apoderó de la ínsula


La poesía es una forma de expresión del pensamiento. Una forma peculiar, que se construye desde los sentimientos y las vivencias. Ella es idea, imagen figurada; genera, a su vez, nuevas ideas. Bien merece un lugar distintivo en la actividad humana, de ahí la importancia de una revista dedicada, integramente, a ella. Amnios tiene ese privilegio.

La Feria Internacional del Libro trajo consigo la reedición del espacio “Cuba en Iberoamérica: la isla posible”. Es un momento tradicional en la programación de la Casa de Iberoamérica durante ese evento de la literatura que abarca a todo el país. En el marco del mismo y dándole calor a la lluviosa mañana del viernes cuatro, la investigadora de dicha institución y conductora del programa televisivo Ad Libitum, M. Sc. Yuricel Moreno, tuvo a su cargo la presentación del Número dos de la mencionada revista.

Con la desenvoltura y dominio que le son característicos, la joven intelectual realizó un ameno recorrido por los materiales allí recogidos. Según demostró, la revista supo integrar lo clásico de la producción poética cubana, junto a lo novedoso de la creación internacional, especialmente, de la realizada en iberoamérica.


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El merecido homenaje a Raúl Hernández, quien cumpliera funciones como parte del Departamento de investigaciones de la Casa de las Américas, despertó el baúl de la nostalgia. Una vida pletórica en lo artístico que en 1993 truncó su producción por voluntad de quien no quiso extenderla a sus límites máximos.

Particular interés despierta la prosa, metafórica y bella, de Lezama Lima, en esa especie de amistosa conversación que sostuvo con el intelectual español Juan Ramón Jiménez. Exiliado desde los días de la Guerra Civil Española, da la impresión que acepta dialogar en torno al mito/realidad que esconde la concepción de insularidad. En la medida que avanza la lectura, quedan al descubierto las huellas que la condición insular deja en el individuo, tanto en su comportamiento diario como en su creación material y espiritual.

Gran interés despierta la cronología sobre Juan Francisco Manzano realizada por el poeta Roberto Friol. Dentro de la servidumbre esclava del ámbito habanero del siglo XIX, destacó el poeta Manzano. Su figura es tomada, en este caso, para explicar las interioridades de su condición, difíciles, pero incapaces de desnaturalizar el alma. Sus cantos rimados adornan nuestras letras en lo infinito.

José Angel Hernández estudia en la revista la obra del argentino Juan Gelman. Es una interrogación en torno a la naturaleza de la poesía, el concepto de originalidad, sus relaciones con diversos temas de la vida cotidiana, en fin, todo lo bello del mundo desde la pupila y la pluma del poeta.

Están presentes, en las páginas recién impresas, las preocupaciones de Neruda por el pasado precolombino mexicano, esas culturas que fueron truncadas y que luego renacen en la obra de poetas del siglo XX.

Una faceta de la literatura pocas veces reseñada es la traducción. Esta vez se le coloca en lugar digno y algunos de sus cultores aparecen reseñados. Con el ánimo de vincular a los establecidos y los de mayor trayectoria por andar, al lado de las obras de del dominicano Alexis Gómez o la argentina Basilia Papastamatiú encuentran espacio los versos de un grupo de poetas jóvenes santiagueros, reseñados por la disertantes como personas que “quieren quemar el cielo”.

Así transcurrió la mañana, entre referencias a versos no leídos y evocaciones de glorias literarias. De ese modo, también quedó en la mente de los presentes una publicación de pujantes perspectivas.

jueves, marzo 3

La isla se desborda para ser posible



Los cambios se realizan primero y luego se institucionalizan. Esa fue la divisa que guió la disertación de Roberto Zurbano - director del fondo editorial de la Casa de las Américas - realizada en el marco de la Feria Internacional del Libro en Holguín.

El espacio “Cuba en Iberoamérica: la isla posible”, coordinado por el Departamento de Investigaciones de la Casa de Iberoamérica acogió el tema “Presentación del proyecto editorial de la Casa de las Américas”, sobre el cual disertó el conocido especialista.

El surgimiento del prestigioso centro habanero se produjo en momentos difíciles del proceso transformador cubano iniciado en 1959. Los nuevos rumbos del país eran repudiados por buena parte de sus vecinos y las relaciones se rompían con una facilidad increíble.

La Casa de las Américas devino en puente hacia las culturas del continente y, como el propio Zurbano afirmara, “en Ministerio de Cultura para las relaciones con Latinoamérica, aun sin existir dicha estructura”. La interacción con la cultura del continente trajo a Cuba a prestigiosos intelectuales que encontraron en la Casa un hogar para laborar.

Mario Benedetti, Manuel Galich, Ezequiel Martínez Estrada, Roque Dalton y un listado bastante extenso estuvo entre quienes hicieron cultura dentro de la revolución en interacción con Latinoamérica.



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El tema del archipiélago aislado, pero en actitud de sobrepasar sus fronteras para nutrirse con la sabia cultural de sus hermanos, fue el telón de fondo de toda la intervención. Con la pasión de los protagonistas, fue desdibujando un interesante panorama de trabajo que abarca más de medio siglo y donde la publicación de la creación continental ha estado en el centro de las preocupaciones.

Hoy, la Casa cuenta con más de un millar de títulos publicados que componen las 16 colecciones surgidas paulatinamente. Buena parte de los títulos proviene de los premios convocados por dicha institución. Uno de ellos, el holguinero Emerio Medina, galardonado en este 2011, estaba presente entre el público asistente. Su libro “La bota sobre el toro muerto” será realidad editorial en pocos meses, gracias a la actividad de la institución.

Zurbano realizó un largo recorrido por la literatura salida de los talleres Casa. Múltiples nombres y títulos fueron mencionados. Pero en el sustrato quedó la intención abarcadora de llegar a los autores de cada rincón continental. Bolivianos, haitianos, peruanos, mexicanos y hasta un argentino de la mismísima Patagonia - quien acapara el interés con su entrega, una visión de aquella parte del mundo, alejada de los grandes circuitos publicitarios, pero conocida en virtud de este esfuerzo – figuraron entre los autores mencionados.

Hubo también referencias a las cinco revistas que salen de la Casa y al esfuerzo por restaurar el patrimonio gráfico. Las colecciones de artes deben valorizarse en la medida que se expongan en diferentes ámbitos, al alcance de los pueblos a los cuales pertenecen. Jamás los almacenes lograrán incorporarle esa calidad.
La infaltable presencia de los sueños sirvió para el compromiso. Con el trabajo se desbordarán, aun más, las fronteras culturales de la isla. Así adquirirá mayor solidez en la memoria y en cotidianeidad.

miércoles, marzo 2

Sentados junto a Guarch

Con las vivencias del encuentro aún inquietándonos el espíritu, es preciso socializar las ideas fundamentales manejadas en el homenaje rendido en la Casa de Iberoamérica, este 2 de marzo, con motivo del 80 natalicio del Dr. José Manuel Guarch del Monte.

Su llegada al mundo se produjo en Camaguey, mas su trayectoria posterior lo traería a la ciudad de Holguín para verlo coronar su labor científica y humana. Los homenajes se extenderán en el tiempo y finalizarán el próximo 27 de octubre, con la entrega del Premio de Investigación “José Manuel Guarch” por parte de esta institución.


Tres temáticas fundamentales se abordaron en este primer encuentro: su temprana actividad política, la vida cultural y los inicios en la producción científica; ellas están indisolublemente ligadas.

La viuda de Guarch, Caridad Rodríguez, conocida por “Cacha” y difícilmente por Caridad Rodríguez, tuvo momentos de evocación muy conmovedores. Sus palabras transmitieron la pujanza de la niñez, adolescencia y primera juventud: el transcurso por los diferentes centros estudiantiles y la incorporación paulatina a actividades de rechazo al sistema imperante en aquellos tiempos que lo condujeron a militar en el Movimiento Nacional Revolucionario de García Bárcenas, primero, y al Movimiento 26 de Julio, finalmente.

Con lujo de detalles se evocó la conformación de un temprano Grupo de Teatro en el Instituto de Segunda Enseñanza y las presentaciones en calles y plazas. Otro tanto ocurrió con la formación de la Escuela de Artes Plásticas de Camaguey, de la cual Guarch fue director. El centro contó con la colaboración de figuras tan emblemáticas como la familia Pogolotti, quienes periódicamente acudían a aquella ciudad para impartir sus clases.

Sin embargo, Guarch tuvo que dedicarse a labores más remunerativas cuando solo contaba 17 años dadas las estrecheces económicas propias de aquellos tiempos. A pesar de ello, nunca dejó la actividad cultural y científica. Se incorporó a la Sociedad Espeleológica de Cuba y, dentro de ella, fundó el Grupo Yarabey con el que también se dedicaron a prácticas arqueológicas en la Sierra de Cubitas. Uno de sus resultados fue el hallazgo de un esqueleto de Megalocnus rodens.


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La M. Sc. Ángela Peña Obregón puso una nota particularmente decisiva cuando comentó sobre su relación docente con Guarch. En 1970 ella estudiaba un postgrado que el mismo impartía. En medio de los fríos cubanos de enero, debió realizar tres excavaciones en la Península de Guanacabibes y a partir de allí comenzó una entrañable amistad.

Ella presentó el primer libro de Guarch, Excavaciones en el Caney del Castillo. Trata de los resultados obtenidos en el trabajo de campo realizado en 1956, en la costa sur camagüeyana, cerca de Santa Cruz del Sur. El Guarch aficionado, junto a su colega Rodolfo Payarés, fue capaz de redactar un informe detallado de las excavaciones, donde el método estratigráfico es muy bien utilizado y el rigor científico que contiene le asegura un porvenir fructífero.

Efectivamente, en 1964 la Academia de Ciencias de Cuba publicó la referida obra en virtud de las bondades que mostraba en los albores de la arqueología revolucionaria cubana.

La memoria continuará refrescándose durante el periodo que nos separa hasta el mes de octubre. Otros pasajes de la vida de Guarch, el primer director de la Casa de Iberoamérica, emergerán para mantenerla latente, tanto entre quienes lo conocimos como en aquellos que no tuvieron tal suerte.

Nuestro homenaje será eterno.

lunes, febrero 28

Netnografía: ¿una ciencia sin teoría?

La netnografía muestra pujanza. Se abre paso derribando cuanto le estorbe en derrededor. Presenta tan altas ínfulas, que sus cultores la han declarado ciencia cuando todavía gatea dentro del complejo tema al cual se dedica. La investigación netnográfica existe, sin lugar a dudas. Mas, su personalidad como ciencia independiente, dista aun de haberse conformado. Algunas de sus bases muestran solidez, otras son movedizas.

Según sus más fieles seguidores, ella surgió, como un área específica, dentro de la etnografía. En la praxis posterior, ellos afirman que ha ganado su independencia. La existencia de un objeto de estudio resulta inobjetable. Las redes sociales, en Internet, constituyen el centro de sus indagaciones. Encontrar un objeto de estudio mejor definido resulta difícil.


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Le caracterizan métodos muy peculiares. El empleo de la tecnología, en su utilización, contribuye a distinguirla. También es diáfana la metódica de aplicación y el reconocimiento de la intencionalidad en el diseño muestral. Algo similar ocurre al escoger las variables a medir. Hasta ahí su médula conglomerante se vislumbra con una naturaleza similar al plasma.

Otra cosa ocurre cuando “su” epistemología comienza a retirársele sus capas epidérmicas. En un post anterior emití algunos criterios sobre la objetividad de los resultados que se obtienen en la netnografía. En esencia, en Internet toda expresión dista de constituir un fruto de la espontaneidad. Hay quienes opinan con sinceridad y otros pagan a “expertos” para que emitan criterios en las redes sociales, con objetivos muy bien definidos. Entonces surge la disyuntiva ¿se estudia a la “opinión pública” o la “opinión de los expertos”?

Llegado a este punto, queda en entredicho el “sujeto netnografiado”. A diferencia de otras ciencias, está ausente, en la teoría hasta hoy desarrollada, el tratamiento a la distinción entre el “experto” y el navegante espontáneo.

Quizás una de las disciplinas científicas que más haya avanzado en situaciones parecidas sea la historia. En ella, la relación entre el sujeto investigador y el objeto investigado está mediada por las fuentes históricas. Tal matiz propicia una carga de subjetividad en el resultado. Pero ciencias históricas, cuando se practican por sujetos honestos, han elaborado toda una teoría en busca de un acercamiento, lo más estrecho posible, al hecho histórico. Ella puede resumirse en la llamada “crítica de las fuentes”.

Sin embargo, la netnografía carece de dicha teoría. Sus practicantes han realizado escasos planteamientos al respecto y, sobre todo, el cuerpo argumental de la teoría, parece demorar aun su entrada en el vientre materno.

Un segundo aspecto está por dilucidarse. Las palabras o frases claves, o categorías, como prefiera llamársele, que se le suministran a los softwares encargados del monitoreo de las redes sociales, todavía adolece de la dificultad respecto a la intención de quien se expresa. Una misma idea puede emitirse de maneras discursivas diferentes. La inclusión del azar en la aplicación, todavía es incapaz de alcanzar un cuerpo de variables tangible en cuanto a precisión.

El problema desborda el campo de la netnografía. La informática, en general, continúa insatisfecha respecto a los hitos que alcanza midiendo la subjetividad humana. Ella ha avanzado, pero tiene un camino largo por recorrer. Mientras tanto, la netnografía ha de contenerse en sus planteos sobre su independencia como ciencia. Para adquirir tal categoría, primero debe conformar una teoría de su conocimiento.

viernes, febrero 25

Netnografía: una indagación excluyente.

La certidumbre es un mito. ¡No!, no se alarme. Para nada se me ha ocurrido sostener principios posmodernistas. La afirmación está realizada con entera responsabilidad.

Mitad imaginación y otro tanto de realidad. Así definen algunos especialistas el concepto de mito. Sin pretensiones de legitimarlo, incursionaré, con esta definición, esa nueva actividad que tiene por centro a la red de redes: la netnografía.

El estudio de las redes sociales se ha puesto de moda. Parece validarse el principio de que el hombre encuentra en Internet un espacio virtual de comunicación que complementa, y hasta sustituye, a los vínculos que establece en la vida real.

Muchas personas acuden a él deseosas de desahogo. Las personas tienen muchas palabras que confiar. La catarsis se torna más fácil, si a sus interlocutores solo se les muestra una foto, en lugar de su verdadero rostro. Hay de todo en la viña del Señor. Ante la “sinceridad” con que se expresan en la red los navegantes, es viable el estudio de sus opiniones.

Los primeros en tomar conciencia de esa realidad fueron quienes tenían algo que vender. ¡Que bueno es realizar ofertas cuando se conocen a priori las necesidades del cliente! En las redes sociales aparecían las ilusiones, esperanzas, frustraciones, contradicciones y… ¿quién sabe cuántas cosas de mucha gente?

Conocer de los asuntos ajenos es estimulante para muchos, y si la información aparece de manera gratuita, narrada por sus protagonistas, ¡mucho mejor! A partir de entonces surgieron empresas especializadas en este tipo de estudios.


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Si me acompañan, les propongo entrar, de manera breve, en el método empleado en esas pesquisas. Primero, son seleccionados los temas a indagar y localizadas las comunidades virtuales que los tratan. A continuación se escogen, para el monitoreo, aquellas con mayor número de miembros y más actividad interactiva.

Aquí toma cuerpo la exclusión.

Cierto es que toda ciencia utiliza muestras. Pero deben ser representativas de la población investigada. Entonces, ¿a quienes representa una muestra tomada de la manera arriba descrita?

Lograr una presencia destacada en Internet resulta complejo. Si toda la actividad la realiza uno mismo, deben dominarse múltiples aspectos. El rank en buscadores, las metaetiquetas, el intercambio de enlaces, la selección correcta de las palabras y frases claves, la producción de materiales con una correcta densidad de palabras claves, son algunos de los temas donde las habilidades necesitan estar presentes.

Hay una forma muy pragmática de librarse de todo eso: contratar a expertos. Sobreviene un rápido deslinde. A quien carece de dinero suficiente para pagar los honorarios de los especialistas le será difícil estructurar una visualización eficiente. En consecuencia, su opinión no cuenta para los investigadores.

Además, contratados los peritos en escribir y diseñar para la web ¿las opiniones de quiénes se estudian?, ¿de los contratantes o de los contratados?, ¿las de esos señores que ya tienen modelado cómo tratar a la nombrada “opinión pública”?, ¿será “pública” o “experta” la opinión?

Por otro lado, ¿qué valor se le atribuye a las opiniones de quienes tienen una modesta presencia en el tan mencionado fenómeno virtual? Estas interrogantes nos dejan vislumbrar que, en los resultados que arroja la netnografía, la certidumbre es un mito.

miércoles, febrero 23

Universalidad y aldea en José Martí






La defensa de lo propio es una divisa ineludible. La dinámica mundial lo ha impuesto. Por siglos, imperó una concepción colonizadora, donde el hombre expresaba su grado de civilización, en la medida en que hubiese asimilado los patrones en uso dentro de las respectivas metrópolis.

El proceso liberador desplegado por los pueblos dominados elevó a primer plano sus personalidades políticas y culturales. Aunque el cordón umbilical cultural que los unía al ambiente europocentrista quedó intacto, o poco afectado, dicho estatus generó posiciones para emanciparse en el terreno de los hábitos, las costumbres, las concepciones, etc. También resulta cierta la aspiración y acción que los peculiariza.

En nombre de esos nobles principios liberadores se multiplicó el afán identitario de lo “nuestro”. Como es común  enciertos procesos humanos, junto a las posiciones más consecuentes, también florecieron los nacionalismos extremos, de exacerbados sentimentalismos regionalistas y hasta caudillistas o personalistas.

Llegados a esos extremos, la fortaleza identitaria de una comunidad comenzó a medirse por la solidez de las murallas que levantaba frente al mundo y por la reproducción constante – de tendencia aislacionista – de sus rasgos y relaciones más típicos.

La Latinoamérica emancipada de España vivió, con largueza, matices similares. La apropiación de tan desfiguradas perspectivas continuó con el advenimiento del siglo XX y ha hecho acto de presencia en la primera década del XXI. El legítimo afán por explicarnos en lenguaje propio, en el que surgió con nosotros y lleva la huella de nuestra personalidad cultural, ha estado acompañado por dimensionamientos que sobrepasan el nacionalismo.

El Héroe Nacional de Cuba, José Martí, en su defensa de los valores inherentes a los pueblos surgidos al sur del río Bravo, comenzó por reconocerles su identidad y sus esperanzas y afanes de conquista en el plano social, cultural, económico, político y tantas otras esferas de desempeño.



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Pero Martí también proyectó sus ideas contra los extremismos. Al referirse al “tronco” de nuestras repúblicas, señalaba los principios irrenunciables de su posición genuinamente latinoamericana. Más, acompañó tal definición invitándonos a vivir interconectados.

“Injértese el mundo” fue su llamado. Para argumentarlo, inició las líneas de ese magnífico ensayo que es “Nuestra América”, con una crítica a las posiciones inconsecuentes del hombre cotidiano. No por “aldeano” fue incisivo con él, sino por “vanidoso”, porque hay mucho mundo más allá de cualquier aldea. En ese mundo también hay virtudes que aquilatar y causas justas por defender.