Fue como nunca nos
lo imaginamos. El espíritu de comprensión estuvo presente en los organizadores
del encuentro y, con él, despertaron la confianza en los restantes
participantes. ¡Ah, si siempre fuera así! Estuvieron ausentes las
justificaciones y con ellas se fueron los
deseos de agredir con la palabra. Sin
embargo, fueron tratados temas polémicos. Esta es mi impresión del diálogo
realizado en Holguín con el Consejo
Nacional de la UNEAC.
La agenda del
diálogo entre el Consejo y los miembros de la UNEAC holguinera, aunque espontánea, fue amplia:
1.
Dificultades para mantener la programación
dramática al nivel de tiempos pretéritos en el territorio.
3.
El controvertido libro digital.
Hubo más, pero mi
memoria sexagenaria ya posee clusters
que no graban.
Mi interés
particular estuvo dirigido al libro digital. Soy autor y me preocupa el alcance
que pueda tener en la Cuba de hoy su
implementación.
En los últimos
tiempos abundan los elogios sobre el libro digital y hay afirmaciones que
indican su explotación en un lapso breve. El paístiene serias dificultades para la edición
impresa y el libro digital tiene muy bajo costo para las editoriales. No obstante, el lector debe
comprarse unos de esos aparaticos que en inglés se llaman readers.Aunque no lo parezca, el costo del libro subiría para el
lector, después de décadas en que el libro ha sido subvencionado.
Hay compatriotas
que ya los poseen. Al indagar por la manera de obtenerlo, resultaron regalados
por extranjeros, o por familiares en el exterior. Debe existir, pero todavía me
falta encontrarlo, al cubano que haya comprado el sofisticado aparatico en una
tienda estatal cubana.
En tal virtud,
pregunté por el porcentaje de nacionales que los poseen y la cifra era
desconocida por los presentes. Aunque mis indagaciones personales indican que
para once millones de habitantes se necesitaría una cantidad que no es la
existente. Bien es cierto que se pueden importar. Pero los tiempos no están
para importaciones.
Indagué entonces
por la posibilidad de financiar a empresas cubanas que ya han incursionado en
la fabricación de lap tops y tablets para que incorporen el
dispositivo a sus productos.
Es evidente que tal
desición está más allá de la
UNEAC, ninguno de los visitantes podía asegurar o denegar
nada, pero ellos tienen contactos sistemáticos con la dirección del país e
imagino que puedan elevar la propuesta. De lo contrario, ¿por qué entre ellos
fueron tan frecuentes las menciones a las conversaciones con el presidente
#Díaz-Canell?
Si hay algo que
Cuba tiene en cantidades nada despreciablesson las computadoras. En ellas se
pueden leer los libros digitales. Aun así, el paquete que windows les instala carece del soporte para el formato epub, que se mencionó en una Mesa
Redonda como el escogido por las plataformas cubanas para presentar su
producto. Sería conveniente que cubadigital
y las demás plataformas que se implementen, permitan bajar el mismo desde sus
sitios web para instalarlo en ellas. Algo así como se hace con el Acrobat Reader cuando se ofrece un
material en formato pdf.
Hubo opiniones
acerca de incrementar el uso del celular para leer y las hubo también en
dirección contraria, porque se plantea que la lectura en esos artefactos
provoca daños en la visión del usuario. De cualquier manera, el reader sigue ocupando un lugar
preponderante y de algún lugar debe salir.
Por suerte, aunque
el problema se mencionó, las conversaciones no se desviaron hacia la persistencia
o no del libro impreso, que es tema preferido cada vez que el libro digital
toma el centro de algunaplática. Desde mi punto de vista, el peligro es
inexistente, porque algo similar ocurrió con el teatro cuando surgieron el cine
y la televisión y ahí están los tres, llenos de vida con sus respectivos
públicos. ¡Habrán en este mundo libros impresos y digitales por los siglos de
los siglos!
Aunque el tema no
fue abordado, hay un aspecto preocupante: la piratería. Un libro digital es un
archivo fácil de copiar. Ya tenemos bastante con los discos de música. Lo peor
es que por más que se ha planteado el problema sigue sin solución: los piratas
tienen muchas formas de readaptarse y sobrevivir. Convendría adelantarse
respecto al libro digital aunque solo fuera para cumplir el criollo principio
de quien hace la ley, hace la trampa.
Si esperamos a que las experiencias nos indiquen cómo actuar corremos el riesgo
de hacerlo tarde, cuando los anticuerpos
de los piratas estén desarrollados y el medicamento
sea más costoso.
Otro factor
apareció en el intercambio: la conectividad. Pensar en jóvenes leyendo sentados
sobre el duro contén de una acera de alguna zonawifi parece utópico. Como dijo quien lo planteó: eso lo debe tener cada cubano en su casa.A
continuación vino lo infaltable. El proceso de aumentar la conectividad
destruye la paciencia de los impacientes y pone en aprietos el bolsillo de los
bien intencionados. Sin contar que las plataformas expendedoras de libros
digitales cubanos, las he mencionado porque he escuchado que existen, pero,
aunque lo he intentado, todavía no he logrado que ninguna cargue en mi
navegador.
Nada, que el libro
digital en la Cuba
de hoy es un complejo de situaciones que están más allá de las aludidas. Varios
autores tenemos preocupaciones por el alcance del recurso en nuestro contexto,
es el motivo de la negativa a publicar en formato digital y la aceptación a
hacerlo, al unísono, en ambas modalidades, la impresa y la digital. Al alcance
que ya tiene el libro de papel, se uniría el que potencialmente debe alcanzar
aquel que se descargue de una web.
El intercambio, si
bien nunca adelantó soluciones para ninguno de los aspectos que se trataron, sí
fortaleció la confianza de la miembresía de la organización en la directiva
elegida en el último congreso. Fue destacado el carácter inédito de montarse en
una guagua y salir a recorrer el país para conocer cómo piensan los miembros de
la UNEAC. El
ejemplo queda para otras instituciones y organizaciones. Parece un buen método
para viabilizar soluciones.
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