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jueves, febrero 6

La cultura, la UNEAC y los libros digitales



Fue como nunca nos lo imaginamos. El espíritu de comprensión estuvo presente en los organizadores del encuentro y, con él, despertaron la confianza en los restantes participantes. ¡Ah, si siempre fuera así! Estuvieron ausentes las justificaciones y con ellas se fueron los
deseos de agredir con la palabra. Sin embargo, fueron tratados temas polémicos. Esta es mi impresión del diálogo realizado en Holguín con  el Consejo Nacional de la UNEAC.

La agenda del diálogo entre el Consejo y los miembros de la UNEAC holguinera, aunque espontánea, fue amplia:
1.     Dificultades para mantener la programación dramática al nivel de tiempos pretéritos en el territorio.
2.     Redes sociales e insuficiencias de la presencia web institucional.
3.     El controvertido libro digital.

Hubo más, pero mi memoria sexagenaria ya posee clusters que no graban.
Mi interés particular estuvo dirigido al libro digital. Soy autor y me preocupa el alcance que pueda tener en la Cuba de hoy su implementación. 

En los últimos tiempos abundan los elogios sobre el libro digital y hay afirmaciones que indican su explotación en un lapso breve. El paístiene serias dificultades para la edición impresa y el libro digital tiene muy bajo costo para  las editoriales. No obstante, el lector debe comprarse unos de esos aparaticos que en inglés se llaman readers.Aunque no lo parezca, el costo del libro subiría para el lector, después de décadas en que el libro ha sido subvencionado.

Hay compatriotas que ya los poseen. Al indagar por la manera de obtenerlo, resultaron regalados por extranjeros, o por familiares en el exterior. Debe existir, pero todavía me falta encontrarlo, al cubano que haya comprado el sofisticado aparatico en una tienda estatal cubana.

En tal virtud, pregunté por el porcentaje de nacionales que los poseen y la cifra era desconocida por los presentes. Aunque mis indagaciones personales indican que para once millones de habitantes se necesitaría una cantidad que no es la existente. Bien es cierto que se pueden importar. Pero los tiempos no están para importaciones. 

Indagué entonces por la posibilidad de financiar a empresas cubanas que ya han incursionado en la fabricación de lap tops y tablets para que incorporen el dispositivo a sus productos. 

Es evidente que tal desición está más allá de la UNEAC, ninguno de los visitantes podía asegurar o denegar nada, pero ellos tienen contactos sistemáticos con la dirección del país e imagino que puedan elevar la propuesta. De lo contrario, ¿por qué entre ellos fueron tan frecuentes las menciones a las conversaciones con el presidente #Díaz-Canell?

Si hay algo que Cuba tiene en cantidades nada despreciablesson las computadoras. En ellas se pueden leer los libros digitales. Aun así, el paquete que windows les instala carece del soporte para el formato epub, que se mencionó en una Mesa Redonda como el escogido por las plataformas cubanas para presentar su producto. Sería conveniente que cubadigital y las demás plataformas que se implementen, permitan bajar el mismo desde sus sitios web para instalarlo en ellas. Algo así como se hace con el Acrobat Reader cuando se ofrece un material en formato pdf.

Hubo opiniones acerca de incrementar el uso del celular para leer y las hubo también en dirección contraria, porque se plantea que la lectura en esos artefactos provoca daños en la visión del usuario. De cualquier manera, el reader sigue ocupando un lugar preponderante y de algún lugar debe salir.

Por suerte, aunque el problema se mencionó, las conversaciones no se desviaron hacia la persistencia o no del libro impreso, que es tema preferido cada vez que el libro digital toma el centro de algunaplática. Desde mi punto de vista, el peligro es inexistente, porque algo similar ocurrió con el teatro cuando surgieron el cine y la televisión y ahí están los tres, llenos de vida con sus respectivos públicos. ¡Habrán en este mundo libros impresos y digitales por los siglos de los siglos!

Aunque el tema no fue abordado, hay un aspecto preocupante: la piratería. Un libro digital es un archivo fácil de copiar. Ya tenemos bastante con los discos de música. Lo peor es que por más que se ha planteado el problema sigue sin solución: los piratas tienen muchas formas de readaptarse y sobrevivir. Convendría adelantarse respecto al libro digital aunque solo fuera para cumplir el criollo principio de quien hace la ley, hace la trampa. Si esperamos a que las experiencias nos indiquen cómo actuar corremos el riesgo de hacerlo tarde, cuando los anticuerpos de los piratas estén desarrollados y el medicamento sea más costoso. 

Otro factor apareció en el intercambio: la conectividad. Pensar en jóvenes leyendo sentados sobre el duro contén de una acera de alguna zonawifi parece utópico. Como dijo quien lo planteó: eso lo debe tener cada cubano en su casa.A continuación vino lo infaltable. El proceso de aumentar la conectividad destruye la paciencia de los impacientes y pone en aprietos el bolsillo de los bien intencionados. Sin contar que las plataformas expendedoras de libros digitales cubanos, las he mencionado porque he escuchado que existen, pero, aunque lo he intentado, todavía no he logrado que ninguna cargue en mi navegador.

Nada, que el libro digital en la Cuba de hoy es un complejo de situaciones que están más allá de las aludidas. Varios autores tenemos preocupaciones por el alcance del recurso en nuestro contexto, es el motivo de la negativa a publicar en formato digital y la aceptación a hacerlo, al unísono, en ambas modalidades, la impresa y la digital. Al alcance que ya tiene el libro de papel, se uniría el que potencialmente debe alcanzar aquel que se descargue de una web.

El intercambio, si bien nunca adelantó soluciones para ninguno de los aspectos que se trataron, sí fortaleció la confianza de la miembresía de la organización en la directiva elegida en el último congreso. Fue destacado el carácter inédito de montarse en una guagua y salir a recorrer el país para conocer cómo piensan los miembros de la UNEAC. El ejemplo queda para otras instituciones y organizaciones. Parece un buen método para viabilizar soluciones.

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