Hay mitos que acrisolan a los
pueblos donde se engendran. Se entretejen con sus aconteceres épicos y
desbordan el sudor y el fruto en la faena del día a día. El pueblo cubano no
constituye excepción. Ha creado su imaginario a lo largo de sus siglos
formativos. Quizás una de las expresiones de legitimidad del sujeto social
diferente que un día surgió en este archipiélago sea la Virgen de la Caridad del Cobre.
Cachita, como se le conoce en
el argot popular, lleva en sí misma exponentes de la diversidad etnocultural
que le dio origen y que coincide con la de toda la nación. Todo entrelazado en
una hermosísima leyenda donde al hombre se le confiere un milagro en medio de
una denodada lucha contra la furia de los elementos que la naturaleza ha
desatado. ¿El escenario? La
Bahía de Nipe en el siglo XVII.
El lugar y los protagonistas
del suceso son reales. Hay suficientes documentos que lo prueban. Lo demás ha
encontrado cuna en el espíritu bueno de los cubanos. Pervive en el peregrinaje
de los devotos y en la curiosidad de los ateos. En virtud de esas cualidades
extiende su presencia de Maizí a San Antonio.