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jueves, abril 13

Cultura criolla e iglesia



La cultura criolla nunca desarrolló antagonismos medulares con el dominio colonial español. Es la tesis que sostiene Rigoberto Segreo en su libro La Iglesia en los orígenes de la cultura cubana, donde analiza el
despliegue de la institución religiosa en la isla antillana desde el siglo XVI al XVIII. Es una cultura de transición. Otra cosa sería cuando ese producto sociocultural pasó de criollo a cubano.
El libro al que me refiero, publicado por la Editorial de Ciencias Sociales durante el pasado 2016, por el orden cronológico de su temática, debía ser el primero de los cuatro que su autor dedicó al surgimiento de la cultura cubana en sus interacciones con la institución religiosa. Aunque publicados antes, en orden dispar, los tres restantes tratan etapas posteriores del surgimiento de dicha cultura.
Esta vez Segreo reunió catorce ensayos sobre el tema, que aparentan autonomía temática pero, realmente, abundan en aspectos del quehacer de dicha cultura durante los tres primeros siglos de coloniaje, donde el criollo, como ente cultural, dominaba el complejo de relaciones sociales.
El papel de la cultura  en el quehacer de Juan de Witte, Morell de Santa Cruz y Compostela se encuentra dentro de la propuesta. Hay ensayos dedicados al aporte cultural del sincretismo indohispánico, tanto en el plano social como en el de las reservaciones que se establecieron en aquellos tiempos.
También aparece el pensamiento dominante mediante los proyectos de colonización,  los frutos culturales criollos a través del culto mariano en la isla y el surgimiento de exponentes de una literatura propia.
Segreo penetra en las honduras conceptuales de la escolástica, aunque reconoce la escasa creaciónteórica que tuvo en este contexto y de paso, esboza el panorama social cuando analiza las constituciones sinodales  de 1680. Estos y otros aspectos de la cultura criolla en su relación con la iglesia católica están reseñados en el volumen.
El libro tiene antecedentes directos. En el año 2006 Segreo ganó el Premio José Manuel Guarch convocado por la Casa de Iberoamérica con Cinco estudios sobre el siglo XVII cubano, lastimosamente, solo se publicó un resumen en Biodiversidad 2007. Una versión de dicho resumen fue publicada en Bayamo dentro del volumen Memorias del crisol. Tomo VII.
Poco a poco ha ido saliendo la obra que dejó inédita Rigoberto Segreo. Todo un monumento erigido por ese estudioso a la cultura cubana.

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