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lunes, abril 6

Códigos de un pensador



El pensamiento sabe revelar sus propios códigos. En oportunidades, cuesta trabajo comprenderlos pero, finalmente, terminan esclareciéndonos. Ese es el mérito fundamental que le encuentro al documental Sobre las tablas de la vida de los realizadores Sandra Fagales, Laurén Céspedes, Raúl Algarín y Rodolfo Ramírez del Grupo de Tecnología Educativa, del Departamento de Comunicación Institucional, de la Universidad de Holguín.
Los veinte minutos de imágenes en movimiento dan al espectador las claves para entender las concepciones historiográficas y revolucionarias del Dr. C. Rigoberto Segreo Ricardo. Fragmentos de intervenciones del finado, felizmente conservadas, unidos a las opiniones de cinco colegas y dos familiares, hábilmente mezcladas en forma de conversación, son suficientes para rendir un mínimo tributo a la bien ganada admiración que este intelectual se ha ganado.

Sus virtudes pedagógicas en la formación de generaciones, los aportes historiográficos de sus dos últimos libros, su carácter trasgresor en el abordaje de cualquier problema de la realidad con intenciones de revolucionar y el compromiso social del intelectual constituyen los ejes temáticos fundamentales para los realizadores.
Segreo es presentado en su dimensión polémica y como polemista comprometido. Tan comprometido, que asume los riesgos de su compromiso sin temores de ninguna índole. Cuando se trabaja para una sociedad las inconformidades en el hacer no deben callarse. Condenarlas al silencio es ser cómplice de una torcedura en la ruta elegida. El compromiso y la honestidad terminan por levantar la voz del intelectual. Ese es el mensaje del material en boca de Rigoberto y los demás testimoniantes.
Cuando esta medular faceta de Segreo sale a la luz, comprendemos, de manera diáfana, el motivo de las querellas que protagonizó en vida. Pudo no tener la razón siempre, pudo estar equivocado en la mayoría de las ocasiones. Como hombre apasionado pudo exaltarse en demasía, pero la brújula que guiaba su comportamiento lo exime de cualquier interpretación no alineada. Cuba y su proceso en desarrollo estaba en su corazón y en sus neuronas. Los defendía cual padre que forma a un hijo como una persona de bien. No admitía manchas en una obra para el porvenir.
El documental llega en buen momento. Segreo extinguió su existencia pero se prolonga en su actividad intelectual. Quienes desean una Cuba de marcha atrás quisieran tomarlo como bandera. Quienes en alguna ocasión difirieron de sus opiniones pueden hasta olvidarse de él y dejárselo a los otros. Quienes bebimos de sus esencias sabemos que es nuestro, cubano, revolucionario, incorruptible, incallable y lo mantendremos a nuestro lado.
¡Gracias a estos jóvenes realizadores por tan oportuna y valiosa obra!

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