La pobreza
aparece protagonizando muchísimas insurrecciones en los libros de historia.
Tiene incluso una ambivalencia, suele la pobreza ser causa de estallidos hacia
el progreso… pero no es extraño encontrar a pobres apoyando
causas retrógradas. ¿Cómo se explican esas actitudes en los libros de
historia? Y ¿cómo se explica la realidad en la cual se inspiraron los libros de
historia?
Usted puede
creer que estoy jugando, afirmo algo y luego lo desdigo. Para nada es mi
intención conducirlo a un círculo vicioso. Es cierto que la pobreza figura
entre las causas de muchas revoluciones.
Recientemente
releía La Revolución Francesa
de Albert Mathiez. Es indudable que la teoría miseralista de la historia, -esa
que ve en la pobreza la fuente fundamental de los antagonismos entre los
hombres – tiene un espacio reservado en el libro del destacado historiador.
Realmente,
dicha concepción es compartida por muchos cuando tratan de explicar los sucesos
que montaron al pueblo francés en un nuevo escalón de su historia. Predominan
los libros sobre el notable suceso, la mayoría parten de la pobreza como fuente
desencadenante.
Las
descripciones de las vicisitudes que sufrían los hombres humildes en la Francia del siglo XVIII
son convincentes: La pobreza estaba en la base de la Revolución Francesa.
También hubo pobreza acompañando a Miguel Hidalgo cuando realizó el Grito de
Dolores. Otro tanto se puede decir de Louverture, San Martín, O’Higgins, Juárez,
Martí, Fidel Castro o Hugo Chávez.
Los hechos
indican que la pobreza es un componente importante en la génesis de los
procesos sociales. Pero no es único.
La pobreza
puede frenar a los estallidos revolucionarios
Hay un pasaje
del destacado historiador cubano Ramiro Guerra que merece tomarse como guía.
Según él, durante la época colonial en la isla antillana los hombres humildes
eran objeto de múltiples arbitrariedades, para protegerse buscaban el manto de
alguna personalidad relevante, sobre todo, con reconocido poder económico. Así
surgieron los caudillos.
En Cuba,
esos caudillos terminaban siendo compadres. En medio de la pobreza ¿a quién
buscaban las familias humildes para que apadrinaran a sus hijos en la ceremonia
de bautismo? A los poderosos. El proceso se repetía una y otra vez.
Consagrado
el compadrazgo, venía la sumisión a los intereses del poderoso. Generalmente,
el caudillo sostenía una actitud paternalista que encantaba a sus compadres. Si
en un momento dado asumía una actitud progresista en una encrucijada de las
relaciones sociales, conducía a sus compadres por vías revolucionarias, en
cambio cuando se trataba de un reaccionario, sus compadres apoyaban en bloque
su alineación. ¿Tengo que citar ejemplos de este tipo? Basta buscarlos en los
procesos históricos que ya conocemos. Sólo mencionaré uno ¿Cómo se explica la
actitud inicial de los seguidores de Boves durante las luchas
independentistas venezolanas?
Pero puedo
agregar un factor más. La pobreza deja en el desamparo total a infinidad de
personas humildes, con padrinos o sin ellos. Suele aparecer entonces la
alienación. El ser humano se desvirtúa, olvida su condición racional, pone en
segundo plano su dignidad y rehuye las relaciones sociales cotidianas. Múltiples
actitudes negativas aparecen entre esas víctimas de la pobreza.
Hice un
pequeño estudio de la llamada “crónica roja“de un periódico cubano y lo incluí
en el libro Miradas de hoy a sucesos deantaño; los seres humanos marginados se deshumanizan, renuncian a sus
compromisos sociales y se muestran indiferentes, se refugian en el alcohol y
las drogas, abandonan a sus retoños y pueden llegar al suicidio. Llegados a
este límite, poco les importa cualquier insurrección que ocurra a su alrededor.
En casos
como esos la pobreza actúa como factor desmovilizante.
La pobreza puede ser contrarrestada mediante la prédica
Ya está
dicho, solo falta responder ¿Qué prédica es la que se realiza para
contrarrestar la pobreza? ¿La de quién?
Predican
muchas personas. La acción suele relacionarse con los religiosos. Existen muchos
religiosos que realizan una prédica revolucionaria. También los hay que apuntan
en sentido contrario.
De manera
que la prédica para contrarrestar la pobreza puede tener más de un propósito y
más de un resultado.
El mundo es
diverso y complicado. Quienes han llamado a pobres y menos pobres a la
emancipación generalmente presentan un programa de transformaciones por
conquistar. Pobres o menos pobres, si coinciden con ellos, los secundan. La
solidez de la prédica por ese programa llega cuando se convierte en realidad.
Así ha
ocurrido con Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y otros líderes de la
actualidad.
También los
reaccionarios han presentado “programas “ para aletargar a las víctimas de la
pobreza. ¿Quiere uno? El llamado estado de bienestar general basado en las
concepciones de John Maynard Keynes. Voy a decir más, en muchos contextos logró
sus objetivos: el mundo no ha estallado en una revolución universal durante el
medio siglo que nos separa del inventor de ese recurso.
Digo esto
porque no siempre se contrarresta la pobreza con instrumentos radicales, sino
con paliativos, mientras, la vida sigue
igual (que me perdone Julio Iglesias por robarle el título de su canción).
Ahora, lo
más importante es pensar en cómo salir de la pobreza, con revolución drástica o
por métodos pacíficos.
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