Iba a participar en el Evento regional de literatura histórico social auspiciado por la UNEAC en Holguín. Sabía que era un cónclave donde primaría el principio de la historia como ejercicio del criterio y preparaba mi mente para el lance. Llegaron los invitados y un señor de estatura
discrepante con su talento, rostro gentil y trato exquisito, me preguntó por
alguien ausente. A él no parecía preocuparle el principio de la historia como
ejercicio del criterio.
¡Qué equivocación la mía! Cuando comenzaron las sesiones, aquel hombre
intervino de manera precisa, siempre estaba en sus palabras la historia como
ejercicio del criterio. Fue disertante en uno de los paneles y en cada
expresiónconfirmaba la premisa de la historia como ejercicio del criterio.Conversamos en algunos recesos y entonces puede ver ala persona más allá del académico centrado en la historia como ejercicio del criterio. Aquel hombre respondía al nombre de Jorge Santos Caballero y había nacido en Camagüey allá por 1950. No siempre había considerado a la historia como ejercicio del criterio. Llegó a esa conclusión a lo largo de su vida como ensayista, crítico, narrador, periodista, curador de exposiciones de artes plásticas y profesor universitario.
Jorge, para llegar al principio de la historia como ejercicio del criterio, hizo una licenciatura en derecho y una maestría en cultura latinoamericana. Su actividad como creador, activo y perspicaz profesional del periodismo y promotor es múltiple. Amigo lector, permítame presentarle, a través de sus respuestas a algunas interrogantes, a este multifacético intelectual que cree en la historia como ejercicio del criterio.
MOC: Como conocedor
de la cultura latinoamericana y partícipe del principio de la historia como ejercicio
del criterio te has acercado al arte y la literatura de la región desde
variados aspectos. A pesar de sus raíces culturales comunes, el área
iberoamericana esasimétrica en muchos aspectos. ¿Cómo entender la literatura
bajo elinflujo de las nuevas tecnologías en tal contexto?
JSC: Creo que las
nuevas tecnologías generarán otras problemáticas perolo que sobresale en ellas,
por ahora, es que constituyen herramientas para trabajar. También hay que
recordar que en el área iberoamericana y, en particular la caribeña, debe
avanzarse más en ese sentido tecnológico, debe aumentar la cantidad de usuarios
con disponibilidad para emplearlos, con nivel adquisitivo para acercarse a las
posibilidades reales de estar en condiciones más o menos iguales que los consumidores
de países del primer mundo.
En fin, yo sé que el arte y la literatura
tienen un alto poder de mutación y puede esperarse cualquier cosa que emane de
ellos, amén de que nunca antes las relaciones entre los procesos
socio-culturales y los ideoestéticos habían estado tan vinculados como ahora. No
puedes olvidar que en América Latina se está construyendo desde una
desconstrucción, es un principio de la deferencia o de la heterogeneidad. Por
tanto, Minervino, las nuevas tecnologías
influirán, desde luego, y hasta decidirán en un momento dado, pero no por
ahora.
MOC: Dominas las
herramientas para escribir ensayos, críticas, reseñas,artículos y comentarios; en
todos ellos se puede desarrollar la idea de la historia como ejercicio del
criterio. A tu modo de ver, ¿cuál es la primordial ennuestro medio y cuáles son
los problemas más frecuentes al utilizarla?
JSC:En Cuba hay mucha
gente que sabe escribir ensayos. En primer lugar, porque se han distanciado del
freno de la academia o de la docencia y eso le ha posibilitado expresarse
libremente. Ellos saben desarrollar la historia como ejercicio del criterio.
Aun así, considero que hay una problemática en cuanto a muchos profesores universitarios
(master y doctores): están atados a las normas para escribir tesis o informes.Tampoco
pueden expresar sus criterios libremente por estar ceñidos a las disposiciones
de centros de investigación. No pueden darse el lujo de escribir con fruición
de lo que investigan, de hacer realidad la historia como ejercicio del criterio.
Están condenados o atados a métodos que en otros países sirven para ese trabajo
académico, pero que requiere de un desprendimiento, de un verdadero análisis
individual de cada especialista, de una reflexión que se salga de los
protocolos establecidos; mientras eso siga primando en nuestro medio, no
podremos leer ensayos de master y doctores que den su verdadera opinión, que
reflejen a la historia como ejercicio del criterio, expongan su verdadero punto
de vista y no el de un centro docente, o de un tutor. Eso ha frenado la
ensayística en lo que se refiere a temas puntuales del acontecer académico. Por
otro lado, sia algún devoto de la historia como ejercicio del criterio se le
ocurre discrepar de algo que está constreñido por el protocolo establecido o la
política trazada en un aspecto dado, porque la considera errónea en parte o
totalmente, es tildado de mil formas y puede, cuando menos, costarle el puesto de
trabajo. Por eso nadie discrepa, y el tiempo nos juzgará, no te quepa dudas.
MOC: En tu concepción
de la historia como ejercicio del criterio, el territorio es un elemento
importanteen la conformación de la nación. ¿De qué modo asumes esa dialécticaen
los momentos embrionarios de la nación que hoy ostentamos?
JSC:Aunque parezca
descabellado lo que digo,el territorio es un elemento importante, pero no es la
clave en la conformación de la nación. Nosotros, en Cuba, vamos siempre a la tremenda en eso
de desarrollar la historia como ejercicio del criterio: o se es blanco o negro,
no hay tonalidades, no se ven los claroscuros; por eso siempre estamos
enfrentados entre dos grupos discrepantes.
El territorio puede aportar
considerablemente a la nación pero hay factores que escapan a él.Para colmo,
cuando se exagerael significadodel territorio, apareen el chovinismo, los
localismos y regionalismos. Nuestras dos guerras de independencias son una
muestra irrefutable de ese aspecto. Todavía hoy existen marcadas discrepancias
entre camagüeyanos y orientales, los de esta tierra camagüeyana no han
comprendido el papel de Céspedes en la historia y lo tildaron de dictador. Otras
veces se pone en duda la actitud de Vicente García, un patriota que pudo estar
equivocado o mal influenciado y que generó divisiones a partir de su negativa a
salir de Las Tunas. Pero, ante todo, fue un bravo luchador por Cuba. Todo ello
me lleva a pensar que el territorio, lo local, es importante y debe tomarse en
cuenta, pero no podemos ponerlo como lo vital.
MOC: Posees el don
de la sensibilidad por las artes plásticas y hasteorizado al respecto en
diferentes eventos, entre ellos, el de laUniversidad de Texas. ¿Qué criterio te
guía cuando asumes la curaduríade una exposición?
JSC:Parto de algo
esencial: soy hijo de un artista plástico. Necesito respetar al artista por
encima de cualquier circunstancia. Puede que esté preparando una exposición y
al valorar algo de un artista le diga que no se ajusta a lo que tengo prefijado
como curador, a mi proyecto, pero se lo digo con mucho respeto. Inclusive, no
desestimo lo que me haya mostrado, solo le insisto en que no se aviene a los
intereses de la exposición que estoy organizando. A mí me parece que ese
respeto hacia ellos me ha dado la satisfacción de darme cuenta, a su vez, del
respeto que existe de ellos hacia mí y de hecho, no me he distanciado de ningún
artista. Lo que no me parece bien es el incumplimiento en fechas y horarios por
parte del algunos creadores —casi
siempre los menos importantes—, o la falta de seriedad de alguien cuando se ha
comprometido conmigo.Para mí la puntualidad y la observancia de los compromisos
son vitales.
MOC: Eres un
estudioso de Raúl Roa García, un hombre que también compartía el principio de la
historia como ejercicio del criterio, conoces que en su artículoTrayectoria y balance crítico del proceso
revolucionario él llega adesdecirse de lo que ya había planteado en Mongonato, mangoneo yefebocracia. ¿Qué
opinión te merece tal actitud?
JSC:Te confieso una
cosa. Después que me hiciste esta pregunta, me he leído otra vez esos textos.
Yo no le veo ese detalle que señalas en cuanto a que se desdice. Para ser
consecuente con el principio de la historia como ejercicio del criterio,
también me parece que la
Revolución del '30 se esfumó porque la injerencia extranjera
y la actuación rocambolesca de Ramón Grau San Martín impidieron su desarrollo,
sin olvidar que los grupos revolucionarios se diluyeron en consignas o
peticiones estériles. Es más, quien quería ajustarle las cuentas a Fulgencio Batista
por su actitud entreguista era Antonio Guiteras y Grau no se lo permitió en la
reunión que sostuvieron en la casa de Sergio Carbó. Si Guiteras hubiera podido
actuar como era debido, nos habríamos librado de un tirano, como ocurrió
después, gracias a la
Revolución que triunfó el primero de enero de 1959.
No veo la contradicción que dices en lo que
planteó Roa en uno y otro texto, quién, efectivamente gustaba de la historia
como ejercicio del criterio. Quizás el del “balance crítico” es más reflexivo
en relación con ese suceso, pero no existe negación con respecto al anterior. En
mi libro sobre Raúl Roa, titulado Roa:
voz y actitud, que publiqué en el 2007, yo examino su proceder y criterios
y este aspecto está incluido allí.
MOC: Desde el 2006
conduces un espacio teórico sobre la diversidadguiado por la intención de ver la
historia como ejercicio del criterio. ¿Quéprincipios se han conformado en él
que permiten convivir con laspluralidades en nuestra realidad?
JSC: Mi espacio Pluralidades: Debates Teóricos, explora
aspectos poco tratados en el plano intelectual con público presente. Está
ideado para planteos honestos, de alto nivel intelectual y, sobre todo, con un
alto grado de compromiso hacia Cuba. Tal como merece la historia como ejercicio
del criterio. No es un espacio para hacer catarsis, ni críticas, sino
valoraciones desde una reflexión profunda y comprometida con nuestra sociedad.
Los invitados son personalidades de la cultura o de instituciones estatales
ajenas a ese sector.En ellos prima un alto sentido de responsabilidad, un
criterio de plena concordancia con los principios de la Revolución. Nunca
habrá cabida para testaferros o personas que pretendan poner en entredicho el
quehacer de la Revolución.
Estono quiere decir que se esté de acuerdo
con lo mal hecho. Es ahí donde se manifiesta de manera cimera la historia como
ejercicio del criterio.
A lo largo de los doce años yacumplidos y
las 138 sesiones de trabajo efectuadas hasta diciembre del 2018, hemos contado,
entre los invitados a dialogar y debatir, con investigadores,
académicos, intelectuales de prestigio, especialistas de primer nivel.Variosde
ellos son premios nacionales de Literatura,Historia, Ciencias Sociales.En fin, hombres y mujeres que gustosamente
han accedido a someterse a un interrogatorio del que solo tienen la información
inicial sobre el tema. Desde su concepción practican ese concepto que hoy nos
guía en esta entrevista: la historia como ejercicio del criterio.Ellos han
concurrido al espacio con una disposición digna de considerar y reconocer. De
ahí mi agradecimiento profundo para todos. Algunos han reiterado su presencia y
cuando asisten, confirman las razones por las que he decidido invitarles.
También he contado con la colaboración de la UNEAC y del Centro Provincial del Libro y la Literatura de Camagüey
en cuanto a los aseguramientos. Me siento muy satisfecho de ellos.
MOC: Desde enero de
este 2018 tienes un espacio en el programa radialEntre Tinajones, de
la emisora Radio Camagüey. De los hechoshistóricos y políticos que allí has
abordado, según el ya mencionado principio de lahistoria como ejercicio del
criterio,¿cuál te parece que haganado más repercusión entre los radio oyentes?
JSC: El espacio en la
emisora local, Radio Camagüey, titulado Conversando
con Santos, es un desprendimiento directode otro espacio que realizo
mensual en la librería Antonio Suárez, de la ciudad de Camagüey, auspiciado por
el Centro Provincial de Libro, y que lleva por título Conversando en el café con Jorge Santos Caballero. Ha perdurado por
siete años y en él converso sobre un tema específico en cada sesión. En los últimos
tres añoslo he dedicado, fundamentalmente, a situaciones relacionadas con el
periodo entre 1902 y el 31 de diciembre de 1958.Desde luego, bajo ese principio
que tanto repetimos: la historia como ejercicio del criterio. Aunque en algunos
meses se ha reflexionado sobre otros aspectos, digo el Mayo Francés, la matanza
de la Plaza de
Tlatelolco, la Primavera
de Praga, los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, entre otros
aspectos.
No obstante, el espacio en Radio Camagüey
se centra, únicamente, en temas de la historia cubana del periodo de 1902 a 1958. Es más breve,
unos cinco minutos. Ambos son dos espacios que se complementan y me dan mucha
satisfacción.
MOC: El tratamiento
de los problemas raciales en la
Cuba actualencuentra una amplia gama de posiciones, sus
extremos quizás esténsituados, por un lado, entre quienes desean resolverlos
con prontitud yponen el dedo en la llaga y por el otro, aquellos más prudentes,
queevitan las polémicas públicas por temor a brindar una impresiónsobredimensionada
del problema. Desde el principio de la historia como ejercicio del criterio que
hemos escogido para guiarnos, ¿dónde podrías ubicar la másconsecuente?
JSC:Considero que el
problema racial está en nuestra realidad, no se puede esconder. Es cierto que la Revolución trató de
apaciguar un poco el efecto contradictorio existente y no podemos confundir Racismo con Acciones discriminatorias. El Racismo
es una especie de ideología, está en el subconsciente, sale a flote cuando la
persona contrasta una decisión u opinión con la realidad circundante. Pero las acciones discriminatoriasaparecen en
cualquier lugar, emergen en cada acción diaria, son menos solapadas, son
hirientes.Sin embargo, son pasadas por alto muchas veces, o el lenguaje las
justifica.
Eso no se resuelve con Decretos, urge que
el sistema educacional tenga entre sus planes enfrentar este flagelo.Aunque no
como lo hace con los Valores: se quieren inculcar a los niños y jóvenes como si
fueran oraciones religiosas. Evitar las polémicas en ese sentido esconde el
problema, lo adormece y luego emergerá con más fuerza. Eso ha pasado y se
repite, porque hay gente en diferentes escalas de poder que le tienen miedo al
problema y al debate, a coger el toro por los cuernos, a ver la historia como
ejercicio del criterio, pero un criterio con efecto social.
MOC: ¿Cómo te las
arreglas para compatibilizar la ética en el Quijote,la perspectiva cultural de
Alejo Carpentier y los problemas inherentesal pensamiento político
iberoamericano?
JSC:Vamos por parte, los
tres temas son ensayos que integran un libro que quiero mucho,su título es Desafíos en claroscuro. Lo armé casi por
casualidad y obtuve un Premio, pero son aspectos diferentes. Solo coinciden en
que suhilo conductor es el género ensayo como literatura. Quizás fue un
atrevimiento mío enlazar estos tres temas, pero parece que toqué la flauta
porque el jurado me premió. Ahora bien, la ética del Quijote me fue inoculada
por mis padres. No solo por el ejemplo y enseñanzas trasmitidas por ellos, sino
porque me indujeron a leer la obra, a disfrutarla y a sacar experiencias de
ella. Aprendí a ver la historia como ejercicio del criterio.Lo de Carpentier
viene porque toda su obra despertó en mí un interés particular. Ese deseo del
intelectual cubano de abarcar el conocimiento, de acercarse a la cultura desde
una óptica ontológica me ha servido de mucho. Y en cuanto a los problemas latinoamericanos,
me viene por la solidaridad con esos pueblos. Creo que todo comenzó mientras
estudiaba Derecho en la
Universidad de La
Habana desde 1970. Vino el golpe de estado de1973contra Salvador
Allende, en Chile. Por razones estudiantiles, me vinculé con muchos chilenos
que comenzaron a llegar a La
Habana después del golpe. Tenían diferentes tendencias políticas
y hasta ideológicas. A mí me fascinó el hecho de poder ver y escuchar polémicas
extraordinarias en planos políticos e ideológicos, eran una muestra de la
historia como ejercicio del criterio, que tenían por sede el entonces medio
devastado Hotel Presidente, en la misma manzana donde estaba mi edificio de
becas (en Tercera y F, en el Vedado) y de Casa de las Américas y,
posteriormente, en disímiles lugares donde nos sentábamos a conversar.
En todos los casos había contradicciones,
pero afloraba el intelecto y eso me obligó a estudiar, a documentarme porque,
como Roa, soy un ZoomPolitikom.
Los problemas del indigenismo, el
estudiantil, obrero, social, de las ideologías y su desarrollo, las guerrillas,
los militares y los políticos de América Latina, son temas que siempre me rondan
y de los cuales busco información permanente. Por tanto, era lógico que
escribiera un ensayo protagonizado por la historia como ejercicio del criterio.
MOC: Entre tus
libros figura “En la otra esquina del ring”, donde abordasla responsabilidad
intelectual en Ernest Hemingway. Si pudiesesconversar con él y manifestarle tu
convicción de la historia como ejercicio del criterio, ¿cuál de los intereses
genuinos de Iberoamérica lereprocharías por subvalorarlo en su obra?
JSC: Trataré de ser
sincero, la responsabilidad intelectual de Hemingway que abordo es en relación
con España yde su lucha contra el fascismo. No creo que Hemingway se interesara
de manera tan cercana por los países latinoamericanos ni los africanos. Por
ello, no le hablaría de eso. Sin embargo, sí le preguntaría en relación con la
política interna de Estados Unidos y los gobiernos con los que convivió. Fíjate
si es así, que en su novela Tener y no
tener, poco conocida en Cuba, confunde a los revolucionarios cubanos de los
años treinta con contrabandistas de bebidas.
Pero con España fue otra cosa y también con el viejo Partido Comunista
cubano, al cual le pasaba una mesada.
MOC: Con otros
entrevistados me he ahorrado esta pregunta, tú mepareces una de las personas
indicadas para responderla en virtud de tu concepción de la historia como
ejercicio del criterio. ¿Existe lahistoria de los derrotados?
JSC:Compadre, sí. Es
difícil de explicar. Los historiadores se centran en el qué y debe interesarles
el cómo. La historia se ha hecho muy rígida y manipulada. Diría que hay mucha
memoria y poco análisis. No se puede poner la ideología por encima de la
ciencia. Tenemos efectos negativos, como es el negar diferencias entre periodos
y procesos o hacer generalizaciones cuando se valoran estrategias. Esto trae
empobrecimiento al pensamiento social. Si la historia es un ejercicio del
criterio, cabe preguntarse las razones por las que hay tanta apología en nuestros
textos históricos. Tenemos dilemas históricossin resolver. La historia necesita
ser narrada, sin caer en las trampas de la fantasía y de la ficción. Narrarla
para poner en orden los acontecimientos según su importancia y darles entrada
en el tiempo.
Además, hay una historia que se investiga y
se hace ciencia, o se convierte en ciencia.Hay otra que la reconstruimos, que
es, fundamentalmente, la memoria y es para discernir de lo que se ha escrito
antes. Pero hay otra, que es la historia oficial, que siempre la escribe el
bando vencedor o los grupos de poder.Por último, hay una historia que se escribe
para ser impartida como asignatura, por lo general disfrazada, edulcorada y
enseñada casi como una religión. Por supuesto, nunca se habla de la historia de
los vencidos, o no visibilizados.
Por otro lado, el género literario
testimonio no es historia y eso se confunde. También es preciso tener en cuenta
los diarios personales, son fuentes de
la nación pero no son historia, son puntos de vista. Ojalá los vencidos o
derrotados escriban su historia siempre. De esa manera tendremos dos criterios
y conoceremos más la historia vivida.
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