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jueves, noviembre 20

La anti nación y los estudios de nación

La nación lleva en sus entrañas a la anti nación. Suele figurar como elemento primordial en los estudios históricos. Desde la aparición de las naciones modernas todo un entramado axiológico, político, patrimonial y de cuanto aspecto compone la vida social se urde en torno a ellas.

En el recién finalizado II Taller Derroteros historiográficos cubanos en el siglo XXI más de un intercambio de opiniones giró sobre el tema de la nación. Entre el 12 y el 14 de noviembre, en  la sede holguinera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), decenas de estudiosos discutieron sobre nación en varias de sus vertientes.

Hubo análisis de su versión más sencilla y simplificadora, pero también hizo acto de presencia la concepción que la vincula a la anti nación.

La anti nación excluida de la nación

Durante mucho tiempo los estudios nacionales se han regodeado en los avances de la nación. La configuración de una identidad con origen, cultura, lenguaje y territorio común, que son auto reconocidos por sus componentes y que se organiza jurídica, política y en todas las demás esferas sociales ha sido el centro de atención durante muchos años.

Cada uno de sus empeños en la historia, se han seguido con suma atención y hasta cierta dosis de orgullo. Sus vínculos populares constituyen el supremo rasgo que la define y fuera de ellos cuesta trabajo que se acepten otros. Así se ha excluido a la anti nación en los análisis sobre la nación.

La anti nación en contraposición inseparable con la nación

La nación no existe sin su contrapolo dialéctico, la anti nación. Tal precepto parece regir la concepción de quienes amplían sus miras al abordar la nación.

Solo en la contraposición con la anti nación surge el auto reconocimiento dentro de la nación. A otra cosa dirigen sus preocupaciones los defensores de la nación cuando la anti nación desaparece del horizonte de peligros para la nación.

Se trata de dos nociones contrapuestas pero en constante retroalimentación entre ellas. Las estrategias para la realización de la nación responden a sus homólogas del polo contrario que pretenden negarla. Es una lucha constante.

La anti nación desaparece con la nación

Si contemplamos el desempeño humano a través de los siglos, no hay por qué dudar que llegue el día donde la nación estorbe. La nación ha sido una forma organizativa de los sentimientos, intereses y aspiraciones adoptada por conglomerados de hombres y mujeres en momentos específicos de su historia. Puede llegar el momento cuando todo cambie y otra estructura sea necesaria.

Aunque no parezca obra del futuro inmediato, esa necesidad deja entrever su presencia en perspectiva. Por solo citar un ejemplo, fijémonos en los movimientos integracionistas y desintegradores de la actualidad. Ellos muestran la rivalidad nación – anti nación. ¿A dónde nos llevarán?

Sin temor a equivocarme, debe surgir un nuevo status, con innovaciones y contradicciones que deje atrás el diálogo - y hasta la rivalidad – entre la nación y la anti nación.


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