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miércoles, mayo 27

Determinaciones de un proyecto intelectual trunco



Tuve la suerte de sumergirme en el hervidero de las ideas. Fue en agosto de 2012, cuando inicié las entrevistas para el libro que preparo sobre el intelectual cubano Rigoberto Segreo. Mi interlocutor fue el M. Sc. Ariel Zaldívar Batista, profesor de filosofía en la Universidad de Holguín.
El diálogo con él tiene esa hondura de los conceptos bien elaborados y precisamente empleados. La historia parece más entendible cuando él le aplica sus teorías. Toda su retórica lleva el signo de la honestidad y el desinterés por brillar.

lunes, mayo 18

Martí: el sendero al mejoramiento humano



Un volumen pleno de rompimientos que te sacudirán. Siete capítulos llenos de peculiaridades de Martí. Páginas donde quedan halagados, tanto ateos como cristianos, siempre que mantengan posiciones consecuentes; y termina molestando a unos y otros, si están marcados por la intolerancia. Así es el libro Ética cristiana en la poesía de José Martí de la Dra CarolinaGutiérrez, publicado por Ediciones Holguín en el 2014. Tras su agudo análisis, la autora te lanza la concepción martiana “Hasta muertos dan ciertos hombres luz de aurora”[1].
Mucho se ha buscado en la obra de Martí a lo largo de décadas.

lunes, abril 27

Tras la máscara del verdugo



Terrán fue quien ultimó al Che. Es lo que se ha dicho siempre. Ahora resulta que dos Michael nos traen una versión diferente: sus apellidos respectivos son Ratner y Smith. Ellos aseguran que detrás de Terán se movía un asesino más tenebroso. Así lo plantean en su. libro ¿Quién mató al Che? Como la CIA logró salir impune del asesinato, publicado por Ciencias Sociales en el 2014.
Su argumentación tiene en cuenta este principio:
Bajo las leyes que rigen la guerra, incluyendo la guerra de guerrillas, la muerte de un prisionero es un asesinato y constituye un crimen de guerra. El que realiza el disparo no es el responsable del crimen de guerra. Aquellos más arriba que ordenaron, accedieron o no pudieron evitar el asesinato, son también culpables de un crimen de guerra. No hay justificaciones legales para este crimen.[1]