La
implantación del capitalismo es compleja. Requiere todo un proceso de cambios en
cualquier ámbito donde se produzca.
Sobre todo para destruir las estructuras
precedentes y construir las típicas del capitalismo. Con mayor o menor éxito, hay
quienes han llegado a soñarla, a planificarla y hasta han intentado
predecirla
en determinadas épocas y contornos geográficos.
El
arribo del capitalismo al planeta Tierra ha ocurrido tanto en sociedades
desarrolladas, como las europeas, donde el
feudalismo había consumido sus potencialidades de desarrollo, como en entornos
tercermundistas, con estructuras deformadas a causa de los siglos de
explotación colonial y neocolonial por parte de potencias feudales o ya
inmersas en el capitalismo.
Tal
asunción del capitalismo como sistema dominante, es el tema que despliega el
Dr. Rafael Cárdenas Tauler en su libro La ruta holguinera hacia el capitalismo,
que obtuviera el Premio de investigación José Manuel Guarch
de la Casa
de Iberoamérica y el Premio José Luciano
Franco por la Unión
de historiadores de Cuba.
En
esencia, estudió el desempeño socioeconómico precapitalista en la región de
Holguín durante la última década del siglo XIX para establecer un punto de
comparación con el proceso surgido en las postrimerías de esa centuria con la
intervención, en 1898, de los Estados Unidos en la guerra de liberación que
libraba Cuba contra España. La vía al capitalismo quedó expedita a partir de
entonces.
Según
Cárdenas Tauler, el despliegue del capitalismo en Holguín tuvo no pocas
peculiaridades. Él hurgó en el periodo colonial y distinguió dos zonas: una
sureña, ganadera, alejada por su historia económica del predominio de las
relaciones del capitalismo; y otra norteña, en torno al puerto de Gibara, afianzada
en el azúcar, primero producida mediante
mano de obra esclava y luego con un uso restringido del trabajo asalariado. El
complemento fue una inmigración blanca de campesinos canarios, que sostuvieron
buena parte del peso de las operaciones agrícolas con la caña.
De tal
manera, la consolidación definitiva de las relaciones capitalistas en la región
estuvo ligada a la entrada del capital estadounidense durante las dos primeras
décadas del siglo XX. Entonces vino una historia de proletarización, litigios y
desalojos de campesinos, apertura de nuevos ferrocarriles, habilitación de
puertos más modernos, creación de unidades político administrativas según los
intereses de los monopolios reinantes y completa subordinación al modelo de
dominio neocolonial implementado, a tal extremo, que desapareció la producción
azucarera circungibareña a pesar el peso del dulce en la economía de la isla y
de su preponderancia en las relaciones que surgían.
En su
exposición sobre el afianzamiento del capitalismo en Holguín, el Dr. Cárdenas
puntualiza en la forma en que los capitales arribantes bordearon la comarca
gibareña. El despliegue se produjo al este y oeste de la otrora floreciente
villa, desde Puerto Padre y Banes, respectivamente, hacia el interior.
Gibara,
enclave del capital español en decadencia, dotada con una bahía de escaso
calado para recibir los navíos que el nuevo siglo desarrolló, languideció por décadas
entre las remembranzas de los tiempos pasados.
Las
tesis del autor están sostenidas por una amplia estadística y referencias
documentales. Este profesor universitario y cooperante cubano en Venezuela y en
Angola, ha derrochado sagacidad en su propuesta sobre la implantación del
capitalismo en un ámbito tercermundista.
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