Volvieron los tres antiterroristas cubanos recluidos en
prisiones estadounidenses. Antes habían llegado los dos que completaban
Los cinco. Con ellos volvieron las relaciones diplomáticas entre Cuba y los
Estados Unidos de América. Volvieron las esperanzas de tolerarnos nuestras
diferencias y envolvernos en un abrazo de pueblos.
Volvieron los vínculos diplomáticos, pero ahora en
condiciones diferentes, de igual a igual, sin imposiciones ni subordinaciones,
sin las taras del pasado que, al intentar removerlas, terminaron con la ruptura
de relaciones. ¿Verdad que es para pensar cómo vivir así?
Volvieron los antiterroristas por quienes un día coloqué una
cinta amarilla en este blog. Uno de ellos había recordado la película del reo, que una vez liberado, busca a su amada y encuentra los
árboles colmados de cintas amarillas. Coloqué la mía como una invitación a los
estadounidenses amantes de Washington y
capaces de respetar a Martí. A ellos, cuya acción era necesaria para convencer
a quienes se negaban a la felicidad de los familiares de los hombres detenidos
y a la de las familias divididas. Por eso la mantendré. Porque todo no se ha
conquistado todavía y lo que falta hemos de andarlo juntos. Pero la cinta
continuará también como una invitación a la amistad, a resolver las diferencias
mediante diálogo y no a través de las rupturas.
Volvieron también las esperanzas de que un día desaparezca
ese dinosaurio de la guerra fría que es el bloqueo económico. Cuando termine
podré navegar por internet sin que algunos sitios me impidan el acceso con ese
cartelito de “lo sentimos pero por su ubicación geográfica no tiene acceso a
este material”. Quizás no llegue a citarlo con exactitud, pero esa es la esencia del mensaje. ¡Cuánto lo
odio! A él y al acceso a las listas de países que colocan determinados sitios
web para señalar el lugar al que pertenece el navegante. Se imagina usted cuánto desencanto
experimentaría si descubre que el nombre de su patria no está incluido en ella
porque alguien, por puros propósitos políticos, la incluyó en otra lista donde
se le acusa de terrorista. Odio, por encima de todo, a la lentitud con que
cargan las páginas en Cuba porque nuestro acceso es mediante satélite. Internet es estadounidense y nos ha estado
vedada, solo logramos acceso mediante terceros.
Volvieron, pero todavía hay mucho por hacer. Por lo pronto,
a los hombres y mujeres que viven al norte del canal de La Florida les reitero mi
invitación al diálogo y la amistad. Para ustedes continúa colocada la cinta
amarilla en mi blog. Cuando veo las estadísticas me percato que, luego de Cuba,
es desde su territorio donde mayor número de visitantes acuden a esta bitácora.
Tal vez algunos no realicen comentarios por la política antispam de blogger que
obliga a registrase en google+ para poder realizarlos, otros quizás tengan
motivos diferentes. De una u otra manera, los acontecimientos que ocurren demuestran
que se pueden esperar mejores relaciones entre nosotros.
Volvieron y doy gracias a todos los que colaboraron para que
ocurriera el retorno. Con el perdón de los anuncios oficiales, yo le remito un
agradecimiento especial al presidente de Uruguay, Mujica+, por lo que hizo y
por la humildad con que permaneció callado cuando vio que para él no existían
menciones de agradecimiento.
Volvieron. Nunca antes había tenido tantas ganas de escribir
y nunca antes me había costado tanto trabajo hilvanar las palabras.
Volvieron las posibilidades de soñar utopías levantadas entre nuestros dos pueblos.
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