jueves, marzo 31
Iberoamérica: sentido, alcance y limitaciones
Existen conceptos aberrantes. Los hay que enaltecen a unos, mientras soslayan a otros. El contenido de los conceptos se torna, entonces, primordial. Iberoamérica se incluye entre aquellos que cumplen esta línea. Pero también escapa de ella.
Las reflexiones del periodista de la popular revista Bohemia, Luis Toledo Sande, realizadas en la Casa de Iberoamérica en la mañana del 31 de marzo, giraron en torno a dicho tema.
Es conocida la máxima acerca de lo excluyente que resulta la incorporación de cualidades a cualquier objeto o proceso. Mientras más requisitos existen, menos candidatos a cumplirlos existen. De tal forma, los conceptos provienen de un contexto cultural, tomando este término en su acepción más amplia.
El conocido escritor e investigador, nacido en el poblado holguinero de Velasco, quien por algunos años se desempeñó como agregado cultural de la embajada de Cuba en España, recalcó en la connotación de tales definiciones.
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Términos como Hispanoamérica, Latinoamérica, Panamérica e Iberoamérica estuvieron en el centro de su intervención. Su óptica distó de aceptarlos con absoluteces. Fueron creados por el hombre y responden a los intereses de los creadores, pero siempre existe la posibilidad de recontextualizarlos en beneficio de muchos, o de sujetos sociales excluidos.
En momentos cuando se propugna la salvación de los pueblos y la vía transita por los bombazos, resulta difícil mirar las creaciones intelectuales con ingenuidad.
Las conmemoraciones, como garantes de la continuidad memorística de los pueblos, se cargan de tales significados y hasta la elección de una fecha aporta un signo para el proceso al cual se dedica. Por más que algunos lo nieguen, los hombres controlamos nuestro comportamiento según los intereses.
El Caribe anglófono y francófono puede distanciarse de nosotros, o podríamos negar la hispanidad, o “portugalidad” de algunos de los hermanos del hemisferio occidental, según el manejo que hagamos de nuestro lenguaje.
Para quienes presenciamos la intervención de Toledo, pareció que apuntaba a una dinámica en la asunción de los conceptos. Deben ser inclusivos, pero jamás uniformantes. A su vez, han de propiciar la interacción entre quienes incluyen, sobre la base del respeto mutuo. Todavía más, requieren de capacidad de apertura, para asimilar las inclusiones futuras. Sólo sobre esa base tiene asegurada su estabilidad.
Durante su interesante conversación, Toledo Sande se referió a devotos inmaculados, vistiendo los hábitos papales sin la sombra de ateísmo, a presidentes de estados imperiales con consecuente actuación imperialista. Habló de autonomías estancadas, de reminiscencias colonialistas y colonizadas.
Tampoco faltaron las menciones de los errores ortizianos y las bondades de sus estudios, del azúcar perdido y el plurilinguismo, en fin, una gama de ejemplos muy amplia, que remarca la esencia vigilante de las cualidades, como brújula para integrarnos, o preferir quedar al margen en las supuestas “uniones”.
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