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miércoles, enero 26

Contradictorio bicentenario

¡Pura polémica! Es difícil encontrar otro calificativo al ambiente reinante en torno a las conmemoraciones que los países latinoamericanos realizan con motivo de sus respectivas “independencias”.

Para algunos, es solo cuestión de fechas. Argentina, Venezuela, México, Chile y Colombia conservan sus tradicionales festejos, que señalan al 2010, como el año en que cumplen dos siglos de “libertad”.

También añaden a Paraguay para el 2011 y para el siguiente relacionan a Perú, Brasil, Ecuador y Uruguay. Así, en los años sucesivos, se van ordenando a los restantes países de América Latina.

Al fijar las fechas, de inmediato salta a la vista la ausencia de Haití. La primera revolución “negra” del hemisferio occidental vio pasar su bicentenario con escasa actividad recordatoria. Hay quienes buscan en el color de la piel de quienes llevaron adelante el proceso libertario el motivo de tal omisión. Entonces, el aparente “olvido” distaría mucho de ser un hecho casual.


Mas, el punto candente está ubicado en torno al significado del concepto “libertad”. Originalmente, su contenido se asumió de las concepciones iluministas europeas, pero, al aplicarse en otro contexto comenzaron a surgir matices que negaron su esencia.

América Latina no fue libre. Los poderes coloniales y neocoloniales, aliados a las oligarquías nativas, se encargaron de extender la médula colonial a lo largo de los tiempos.

Los deseos de progreso que atesoran los pueblos latinoamericanos se han visto burlados. Hay hasta quienes los presentan como aspiraciones de ilusos.

La acumulación de problemas en esas sociedades hace pensar en la búsqueda urgente de soluciones. Tal actitud, lejos de conducir a recursos aplicables, dividen las opiniones.

Unos creen y luchan en las filas de los procesos surgidos en los últimos años, que se han agrupado bajo la denominación de “socialismo del siglo veintiuno”. Otros empujan en dirección contraria, condenan estos desarrollos y claman por la restauración de la conocida “democracia representativa burguesa”.

La disyuntiva también envuelve problemas globales. El cambio climático; la dignificación de las sociedades mediante la supresión de la discriminación étnica, racial y de género; la necesidad de un nuevo orden económico internacional; la búsqueda de la integración; la defensa de la identidad cultural,;en fin, un sinnúmero de situaciones que esperan por mejor suerte.

Los menos crédulos, ante la realidad actual, optan por encogerse de hombros, suelen opinar contra la celebración de los bicentenarios y viven el momento sin preocuparse mucho por las amanecidas venideras.

Otros se preocupan e interrogan ¿llegaremos al tricentenario en esta situación?

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