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jueves, octubre 16

¿Cuántos historiadores del medio ambiente usted conoce?



Pasará trabajo buscándolos… llegará a interrogarse ¿vale la pena emprender semejante pesquisa? Quizás hasta piense que le juego una broma de mal gusto con esto de los historiadores del medio ambiente, pero no desespere, ¡continúe su indagación! ¿Sabe por qué? Porque existen los historiadores del medio ambiente.
Le adelanto, no siempre son bien entendidos los historiadores del medio ambiente.


La incomprensión hacia los historiadores del medio ambiente.
Ante todo, existen quienes creen que la historia ambiental se ocupa del estudio del entorno en su evolución propia, soslayan su interrelación con el hombre. De hecho, el medio ambiente es estudiado por diferentes ciencias. La ecología, la geografía, la biología, geología y otras disciplinas centran en el medio ambiente sus estudios.

Algunas de esas disciplinas penetran en tiempos donde el homo sapiens aun no existía. Por solo mencionar algunos, pondré los casos de los estudios paleoclimáticos, paleobotánicos o paleoecológicos Da la impresión que los historiadores sobran en ese campo.

Es para preguntarse ¿realmente las ciencias existen por si mismas? ¿Acaso estudian algo que no sea pertinente al hombre o que esté más allá de sus posibilidades cognitivas?
Aun así, no abundan los historiadores del medio ambiente.

La herencia de los historiadores del medio ambiente.
Desde su surgimiento, las ciencias históricas centraron sus propósitos investigativos en el acontecer  político, militar, diplomático o religioso; sobre todo desde la perspectiva de los grandes hombres que actuaron en esos campos.

Incorporar el concepto de ecosistema y desdoblarlo en su relación con la sociedad fue tarea emprendida solo pocas décadas atrás.

Para algunos, fueron los annalistas franceses los pioneros de la disciplina. El Mediterráneo y el Mundo Mediterráneo en la época de Felipe II, de Fernand Braudel, propone en sus párrafos iniciales una ecohistoria de la Cuenca del Mediterráneo desde el prisma de la larga duración. Otro tanto ocurre con La tierra y la evolución humana de Lucien Febvre y la Historia rural francesa de Marc Bloch. A ellos se suma la tradición de historia agraria británica.

El reconocimiento de los historiadores del medio ambiente.
Fue a finales del siglo XX, con el ímpetu demostrado por el movimiento ecologista y la problemática que acarreó el cambio climático, cuando el medio ambiente se convirtió en el laboratorio de diferentes científicos. Los historiadores también se incorporaron a los estudios… y fueron aceptados, porque todo fenómeno tiene un desarrollo en el espacio y el tiempo, variables muy valoradas en la historia.

Pero el empeño tuvo dimensiones mayores. Resultó imprescindible suministrar material para la educación ambientalista que comenzó a imponerse, los historiadores del medio ambiente comenzaron a ser aceptados.

No obstante, surgió una nueva resistencia. La teoría y filosofía de la historia que recibían durante su formación académica estaba dirigida a enfrentar los análisis en el marco de las relaciones sociales, no más allá. Hubo de pasar el tiempo antes de que apareciera una epistemología de la historia ambiental y, aun así, no todas las universidades la impartían.

En tal virtud, especialistas de otras ramas del saber terminaron por convertirse en historiadores del medio ambiente forzados por las circunstancias. Lo que en un momento pudo parecer una herejía profesional, devino en un elemento de enriquecimiento teórico interdisciplinario.

Aun así, no abundan los historiadores del medio ambiente.

Quizás ante esa carencia, especialistas en ecología de la Universidad de Holguín un día me contactaron y me impregnaron de su entusiasmo. Gracias a su estimulo he incursionado en tales estudios y uno de los ensayos que son fruto de tal actividad lo incluí en un libro recién publicado.

El futuro de los historiadores del medio ambiente.
La nueva disciplina reclama cultores. Los problemas medio ambientales crecen en su dimensión y alcance y la intervención social es cada vez más perentoria. El enfrentamiento a las secuelas del cambio climático ha de protagonizarse desde múltiples disciplinas.

Cierto es que la tierra cambia en virtud de múltiples variables, pero el hombre también la está transformando a una velocidad espantosa. Los recién llegados al campo de los estudios histórico ambientales ya encuentran tres posibles direcciones hacia donde dirigir sus indagaciones.

La primera gira en torno a las interacciones de las sociedades con los ecosistemas, en general o en particular. La segunda está orientada al estudio de las nociones culturales de la relación hombre-naturaleza, esto es, el pensamiento ambientalista. Finalmente, también se estudian las políticas ambientalistas concebidas e implementadas por estados y otras instancias gubernamentales.

Lo mejor de todo descansa en que es una disciplina abierta a los aportes de más de una ciencia. Incluyo la suya, por supuesto. ¿Le gustaría convertirse en historiador del medio ambiente? Le aseguro que no necesita un título para penetrar en esas parcelas cognitivas. El que usted tiene es suficiente si siente la necesidad de salvar nuestra cuna grande.

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