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martes, octubre 14

Los estudios de pensamiento y las parcelas académicas



El futuro de los estudios del pensamiento descansa en las ideas de los investigadores actuales. Por años, se han sumado nuevos especialistas a la modalidad que antes era ignorada. Inmersos en las indagaciones es posible encontrar a filósofos, historiadores, juristas, politólogos, estetas, pedagogos, economistas
Tales incorporaciones suelen llenarnos de alegría. No quedará ámbito del pensamiento que no se convierta en objeto de estudio. Los resultados obtenidos  muestran esa realidad. Es casi para sentirse orgulloso.
Con el mismo brío con que ellos irrumpieron en la disciplina, los estudios de pensamiento han tomado apellido; se estudia el pensamiento filosófico, historiográfico, jurídico, político, estético, pedagógico, económico… Está nutriéndose la teoría de cada disciplina que lo enfrenta.
Pero – y alguien me enseñó que todos los peros son malos - ¿se comporta la realidad social como un conjunto de fundos gnoseológicos desprovistos de interconexión? Difícilmente. El pensamiento adquiere tales apellidos como recurso metodológico de los especialistas que penetran en sus entrañas.
En las neuronas de los hombres no existen divisiones. El ser humano es multifacético, actúa en diferentes esferas a la vez, interconectándolas, haciéndolas crecer, enriqueciéndolas en ese diálogo impensado.
Cuando nos percatamos de esto comenzamos a dudar de las aproximaciones al pensamiento logradas por las ciencias actuales. Parecen trozos de una realidad irrecomponible. Para entender al mundo es preciso asumirlo en su complejidad y diversidad; pero – otra vez el pero – interconectándolo y asumiendo las nuevas dimensiones que tal operación revela.
No en balde, ante los embates del postmodernismo durante el siglo XX, los especialistas acudieron a la interdisciplinaridad, multidisciplinaridad y, finalmente, la transdisciplinaridad. Esto es, la obtención de una verdad científica fortificada con los argumentos de cada ciencia, convirtiendo las parcelas en una teoría común, perteneciente a todas y a ninguna en específico.
Para nada piensen los especialistas del pensamiento que propongo la desaparición de las disciplinas, gracias al esfuerzo de centurias, ellas han consolidado una identidad epistemológica. Me refiero al intercambio de experiencias, a la incorporación de variables propias de colegas destacados en otras ramas del saber que han probado su veracidad. 
Para sistematizar al pensamiento es preciso dejar atrás los cerrados cotos que las disciplinas imponen. Solo desterrándolos es posible alcanzar la comprensión de la conciencia social como un sistema coherentemente estructurado. Se impone  vertebrar las ideas al contexto histórico-cultural que las condiciona y superar los déficits valorativos en cuanto a las funciones sociales del pensamiento.
 

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