Las
guerras por el agua pueden convertirse en el tema preferido de los
historiadores en pocos años. Digo, si queda algún historiador para contarlas,
porque la falta del preciado líquido es más letal que una explosión nuclear. De
la explosión atómica algunos se pueden librar en refugios construidos al
efecto. Sin embargo, el ser humano apenas sobrevive unos pocos días si el
estado sediento se prolonga.