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miércoles, junio 17

La microhistoria italiana y su recepción en Latinoamérica



Microhistoria tiene más de un significado. Te lo puedo afirmar con completa seguridad. Una fue la concepción de sus padres, sobre todo el historiador italiano Carlo Ginzburg, pero si indagas a fondo, verás que otra ha sido la recepción y aplicación  de la microhistoria por parte de estudiosos de diferentes confines, entre ellos de América Latina.
Como seguramente conoces, la microhistoria se desarrolló en los años 70 en dos
dimensiones fundamentales: una social, con Giovanni Levi a la cabeza, y otra cultural liderada por el propio Ginzbug. Por cierto, a este destacado profesoruniversitario le ocurre como a otros autores, parece que su obra más trascendente ya fue publicada. Puede que escriba cientos de títulos más, pero siempre se le recordará por su libro “El queso y los gusanos”, donde pone en práctica cada una de sus nociones.
Desde mi percepción, la microstoria italiana fue la propuesta de una época a la llamada “crisis de la racionalidad moderna”. Ante esta poco ortodoxa definición personal te preguntarás ¿qué tiene que ver un método de estudio de las cosas en pequeño - como lo es la microhistoria - con esa ruptura en las concepciones teóricas modernas?
La microhistoria y el estudio de la peculiaridad
Todo responde a un contexto y la microhistoria no constituye excepción. A mediados del siglo XX tomó cuerpo la inquietud por la certeza de los planteamientos que componían esa concepción nombrada modernidad. La realidad, diversa y compleja, decía que algo desentonaba en sus postulados fundamentales. Si me lo permites, voy a referirme solo al plano teórico, para nada señalaré sus conexiones con esa llamada “revolución del 68” a la que tanto acuden algunos estudiosos.
El problema fundamental estriba en que los fundamentos surgidos en el siglo XVIII europeo – para otros viene desde el XVI – se basaban en regularidades, aspectos comunes a diferentes fenómenos que se reiteran en su despliegue. Así es como actúan las leyes.
Seguro te estarás preguntando ¿y donde queda lo único, lo irrepetible? ¿Cómo estudiarlo si no responde a leyes?
La propuesta de los italianos llegó cuando la práctica social universal demostraba que en la historia las peculiaridades también tienen su lugar y, sobre todo, lo reclamaban con una fuerza nunca antes vista.
Ahora, estas peculiaridades no solo aparecen en el plano territorial, las encontramos en determinados aspectos de un proceso histórico, como parte de una faceta en una personalidad, en fin, tiene un amplio espectro de actuación.
La microhistoria y el paradigma indiciario
Ahora bien, una cosa es identificar un problema y otra buscarle solución. Casi adivino tu inquietud poniéndote en el lugar de Ginzbug y sus colegas. Si la peculiaridad no responde a ley ¿qué conceptos emplear en su estudio?
Para Carlo todo estaba claro: bastaba encontrar el  “indicio” que explicara la vida de ese núcleo reducido de la realidad. Sí, te estás preguntando lo mismo que muchos otros: ¿entonces el “indicio” surge por mera “intuición”?
Creo que esta última palabra se ha empleado en las explicaciones del profesor italiano, pero también tengo la sensación que la descontextualizó. No la empleó como un conocimiento que brota así no más del individuo enfrentado al problema. Todavía recuerdo la polémica de algunos militantes zapatistas en torno a esta situación. La microhistoria, tal como la enunciaron y practicaron los italianos, tiene sus rasgos identificativos. Dista mucho de constituir un mero relato sobre un contexto pequeño.
Quizás coincidas conmigo en que Ginzburg la empleó la “intuición” como un sinónimo de “experiencia”. En consecuencia, la “intuición” representa un conocimiento previo. Ahora te preguntarás ¿entonces, qué sería el “indicio”? A mi modo de ver, lo conformaría la “característica” del objeto de estudio que provoca el comportamiento de un mismo proceso de una manera única y diferente a como pueda darse en otros objetos de estudio. Ahí está la potencialidad de la microhistoria para estudiar lo peculiar.
La microhistoria  como versión de la historia regional o local
Latinoamérica es todo un universo de diversidad. Todavía cuando el mestizaje etnocultural tiene un sello predominante, no es menos cierto que ese mestizo posee más de una variante. El estudio de los procesos que lo llevaron a esa condición puede apoyarse mucho en el método de la microhistoria desarrollado por los italianos.
Sin embargo, la jerga profesional entre estudiosos sociales ha tendido a identificar como microhistoria aun aquellos procesos generales, propios de un ámbito amplio, que se repitan, casi calcados, en el pequeño espacio de la región o de la localidad. Así ha ocurrido en América Latina.
Llegado a este punto la microhistoria ha manifestado una nueva característica. Cuando se amplía la escala  del pesquizaje no solo suele aparecer la  peculiaridad, también hace acto de presencia la generalidad reducida a su continente unitario. Recordemos que todos los seres humanos tenemos ojos. Es una generalidad que solo se manifiesta cuando comparamos a más de un ser humano.
De tal forma, la microhistoria ha servido en América Latina para tratar la peculiaridad y, a la vez, la presencia unitaria de la generalidad. ¿Ha ocurrido lo mismo en otros contextos? Honestamente, no lo se. ¿Me ayudarías a conocerlo?

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