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jueves, marzo 3

La isla se desborda para ser posible



Los cambios se realizan primero y luego se institucionalizan. Esa fue la divisa que guió la disertación de Roberto Zurbano - director del fondo editorial de la Casa de las Américas - realizada en el marco de la Feria Internacional del Libro en Holguín.

El espacio “Cuba en Iberoamérica: la isla posible”, coordinado por el Departamento de Investigaciones de la Casa de Iberoamérica acogió el tema “Presentación del proyecto editorial de la Casa de las Américas”, sobre el cual disertó el conocido especialista.

El surgimiento del prestigioso centro habanero se produjo en momentos difíciles del proceso transformador cubano iniciado en 1959. Los nuevos rumbos del país eran repudiados por buena parte de sus vecinos y las relaciones se rompían con una facilidad increíble.

La Casa de las Américas devino en puente hacia las culturas del continente y, como el propio Zurbano afirmara, “en Ministerio de Cultura para las relaciones con Latinoamérica, aun sin existir dicha estructura”. La interacción con la cultura del continente trajo a Cuba a prestigiosos intelectuales que encontraron en la Casa un hogar para laborar.

Mario Benedetti, Manuel Galich, Ezequiel Martínez Estrada, Roque Dalton y un listado bastante extenso estuvo entre quienes hicieron cultura dentro de la revolución en interacción con Latinoamérica.



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El tema del archipiélago aislado, pero en actitud de sobrepasar sus fronteras para nutrirse con la sabia cultural de sus hermanos, fue el telón de fondo de toda la intervención. Con la pasión de los protagonistas, fue desdibujando un interesante panorama de trabajo que abarca más de medio siglo y donde la publicación de la creación continental ha estado en el centro de las preocupaciones.

Hoy, la Casa cuenta con más de un millar de títulos publicados que componen las 16 colecciones surgidas paulatinamente. Buena parte de los títulos proviene de los premios convocados por dicha institución. Uno de ellos, el holguinero Emerio Medina, galardonado en este 2011, estaba presente entre el público asistente. Su libro “La bota sobre el toro muerto” será realidad editorial en pocos meses, gracias a la actividad de la institución.

Zurbano realizó un largo recorrido por la literatura salida de los talleres Casa. Múltiples nombres y títulos fueron mencionados. Pero en el sustrato quedó la intención abarcadora de llegar a los autores de cada rincón continental. Bolivianos, haitianos, peruanos, mexicanos y hasta un argentino de la mismísima Patagonia - quien acapara el interés con su entrega, una visión de aquella parte del mundo, alejada de los grandes circuitos publicitarios, pero conocida en virtud de este esfuerzo – figuraron entre los autores mencionados.

Hubo también referencias a las cinco revistas que salen de la Casa y al esfuerzo por restaurar el patrimonio gráfico. Las colecciones de artes deben valorizarse en la medida que se expongan en diferentes ámbitos, al alcance de los pueblos a los cuales pertenecen. Jamás los almacenes lograrán incorporarle esa calidad.
La infaltable presencia de los sueños sirvió para el compromiso. Con el trabajo se desbordarán, aun más, las fronteras culturales de la isla. Así adquirirá mayor solidez en la memoria y en cotidianeidad.

miércoles, marzo 2

Sentados junto a Guarch

Con las vivencias del encuentro aún inquietándonos el espíritu, es preciso socializar las ideas fundamentales manejadas en el homenaje rendido en la Casa de Iberoamérica, este 2 de marzo, con motivo del 80 natalicio del Dr. José Manuel Guarch del Monte.

Su llegada al mundo se produjo en Camaguey, mas su trayectoria posterior lo traería a la ciudad de Holguín para verlo coronar su labor científica y humana. Los homenajes se extenderán en el tiempo y finalizarán el próximo 27 de octubre, con la entrega del Premio de Investigación “José Manuel Guarch” por parte de esta institución.


Tres temáticas fundamentales se abordaron en este primer encuentro: su temprana actividad política, la vida cultural y los inicios en la producción científica; ellas están indisolublemente ligadas.

La viuda de Guarch, Caridad Rodríguez, conocida por “Cacha” y difícilmente por Caridad Rodríguez, tuvo momentos de evocación muy conmovedores. Sus palabras transmitieron la pujanza de la niñez, adolescencia y primera juventud: el transcurso por los diferentes centros estudiantiles y la incorporación paulatina a actividades de rechazo al sistema imperante en aquellos tiempos que lo condujeron a militar en el Movimiento Nacional Revolucionario de García Bárcenas, primero, y al Movimiento 26 de Julio, finalmente.

Con lujo de detalles se evocó la conformación de un temprano Grupo de Teatro en el Instituto de Segunda Enseñanza y las presentaciones en calles y plazas. Otro tanto ocurrió con la formación de la Escuela de Artes Plásticas de Camaguey, de la cual Guarch fue director. El centro contó con la colaboración de figuras tan emblemáticas como la familia Pogolotti, quienes periódicamente acudían a aquella ciudad para impartir sus clases.

Sin embargo, Guarch tuvo que dedicarse a labores más remunerativas cuando solo contaba 17 años dadas las estrecheces económicas propias de aquellos tiempos. A pesar de ello, nunca dejó la actividad cultural y científica. Se incorporó a la Sociedad Espeleológica de Cuba y, dentro de ella, fundó el Grupo Yarabey con el que también se dedicaron a prácticas arqueológicas en la Sierra de Cubitas. Uno de sus resultados fue el hallazgo de un esqueleto de Megalocnus rodens.


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La M. Sc. Ángela Peña Obregón puso una nota particularmente decisiva cuando comentó sobre su relación docente con Guarch. En 1970 ella estudiaba un postgrado que el mismo impartía. En medio de los fríos cubanos de enero, debió realizar tres excavaciones en la Península de Guanacabibes y a partir de allí comenzó una entrañable amistad.

Ella presentó el primer libro de Guarch, Excavaciones en el Caney del Castillo. Trata de los resultados obtenidos en el trabajo de campo realizado en 1956, en la costa sur camagüeyana, cerca de Santa Cruz del Sur. El Guarch aficionado, junto a su colega Rodolfo Payarés, fue capaz de redactar un informe detallado de las excavaciones, donde el método estratigráfico es muy bien utilizado y el rigor científico que contiene le asegura un porvenir fructífero.

Efectivamente, en 1964 la Academia de Ciencias de Cuba publicó la referida obra en virtud de las bondades que mostraba en los albores de la arqueología revolucionaria cubana.

La memoria continuará refrescándose durante el periodo que nos separa hasta el mes de octubre. Otros pasajes de la vida de Guarch, el primer director de la Casa de Iberoamérica, emergerán para mantenerla latente, tanto entre quienes lo conocimos como en aquellos que no tuvieron tal suerte.

Nuestro homenaje será eterno.