Las profesiones exigen reafirmaciones constantes. La ciencia es de polémica. Uno de los historiadores holguineros que gustan del intercambio, a veces hasta de manera irónica, es el M: Sc. José Novoa Betancourt. El "flaco" Novoa siempre tiene "razones" que aportar.
Es un autor prolífero. Más de diez títulos componen su prole profesional. Prefiere estudiar el período colonial, pero no para ahorrarse problemas con los posibles testimoniantes vivos - realmente sería un milagro si alguno gozase de salud todavía - sino para buscarse académicas "trifulcas" con los historiadores vivientes.
Si se quiere disfrutar de toda su elocuencia, las preguntas deben tratar de ponerlo en aprietos ... aunque no lo logren. Veamos.
MOC. Hasta donde conozco estuviste nominado para miembro de la Academia de la Historia de Cuba y no entregaste la documentación requerida. También presencie la ¨ emboscada ¨ que te hizo la Casa de Iberoamérica donde se te entregó la Distinción de la institución. Esta ¨alergia¨ ¿es modestia superlativa o rechazo a reconocimientos que no están a la altura de los que realmente mereces?
JNB. Primero te diré que mi madre, por suerte, es culpable de muchas cosas en mi vida. Una de ellas fue lanzarme a los brazos de Clío cuando una tarde de 1968 me obsequió ¨La Revolución de Yara¨ de Fernando Figueredo y ¨La tierra del mambí ¨ de James O´Kelly. Aquellos libros me ¨estrujaron¨ y me ligaron a la historia.
Los otros ¨culpables¨ directos, fueron mi entonces compañero de estudios Hernel Pérez Concepción, en 1974 y su hermano Hiram. Éste, desde 1969, al frente de la Comisión de historia que desde el Partido Comunista de Cuba, en Holguín, impulsaba el reclamo de Fidel a que se investigara la Historia de Cuba y en particular la regional.
Todo eso fue muy importante, fundido a mis estudios universitarios en la carrera formadora de profesores de Historia y Ciencias Sociales, en el Instituto Superior Pedagógico de Holguín, entre septiembre de 1973 y julio de 1980. Te hablaré luego de mis maestros.
Sobre el fondo de tu pregunta debo decirte que hace mucho tiempo aprendí lo perecedero de los reconocimientos y el exiguo valor de la vanidad. Siempre me miro cada mañana con asombro y me pregunto qué hago todavía en la realidad de la vida. Una realidad con la que interactúan los seres contradictorios que simpáticamente me habitan, a los que no escogí y que no siempre puedo acallar.
Necesidad de lo sagrado
Lunes, 11 Julio 2011
Estos pensamientos afloraron mientras asistía a una conferencia realizada por los historiadores David Gómez y Minervino Ochoa. Estos reflexionaban...
Lunes, 11 Julio 2011
Estos pensamientos afloraron mientras asistía a una conferencia realizada por los historiadores David Gómez y Minervino Ochoa. Estos reflexionaban...
Los existencialistas declaran que el revelamiento de la muerte, crea la consciencia de la vida. En mi funciona al revés. Entonces descubres que tienes insoslayablemente, aún un tiempo que hay que llenar, a menos que se prefiera alguna tontería banal, mientras llega, agradablemente, la inescrutable nada.
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La rendija desde la que miro el mundo y el intento de una norma de actuación, cosas muy complejas, producto a los efectos de la variable realidad y al propio forcejeo de esos simpáticos seres de mi interior, nacen desde una cierta brújula que me he construido, donde escogí cual prismas a José Martí, Carlos Marx y Fidel Castro. Y les sumé como mezcla, a Heráclito de Efeso, que me es más simpático que su discípulo Jorge Guillermo Federico Hegel.
Como Sócrates, creo en la virtud y en su estrecha relación con el saber. Te aclaro que estas fidelidades me han costado siempre caras en la vida; pero para mí lo importante es la voz agradecida de mi consciencia, nacida casi siempre de la compulsión de la verdad, la auditoria de mis errores (muchos y de variados tipos) y la contabilidad dolorosa de las bajezas ajenas. No soy perfecto, de lo cual me alegro. Mas, creo haber probado ser perfectible y por ello en general, creíble.
Ciertamente, supe temprano, fui de los nominados a la nueva Academia de la Historia y luego de algunos reproches, entregué los documentos muy tarde. Me honra y conmueve que los dos historiadores que vieran algunos valores, en mi modesta obra historiográfica, fueran los doctores Olga Portuondo Zúñiga y Jorge Ibarra Cuesta. Se perdió por presentación tardía, tengo entendido no se sacó a votación. Tal vez en mi historia de vida fuera un mérito; pero sigo pensando que en Holguín hay colegas con más o iguales derechos por obra e incluso, ¿porque no?, por justa ambición.
El reconocimiento que en verdad aprecio es la sonrisa agradecida de un alumno, años después de pasar por mi clase. La mano de un amigo real. El interés crítico de un lector. Lo que pueda pensar de mí trabajo mañana, el historiador que herede mis temas de investigación (se lo tendré). El apoyo y cariño firme de mi familia, particularmente mi compañera y mis dos hijos.
Todo lo otro, y ¿sabes? he recibido algunos reconocimientos, por suerte o por desgracia, son parafernalia material para acumular ante el ataúd (no creo en la otra vida) y alguna línea en el currículum. En la primera opción, ayudo a la familia a reducir su esfuerzo y en la segunda, no creo me resten muchos currículums por redactar. Mira, una de las pocas cosas que he envidiado, es haber leído que Sir W. Churchill calificó, a mi admirado Gandhi, de ¨un faquir semidesnudo¨. Yo prefiero, el ejemplo del Mahatma.
MOC. Tu obra confirma el dinamismo de la ¨ verdad histórica ¨ ¿Qué fortalezas y qué debilidades aprecias en tu reciente versión sobre los momentos tempranos de Holguín?
JNB. La verdad histórica, como toda verdad, es una escalera infinita. Esa verdad existe y se moldea con el esfuerzo de la ciencia, sobre el subjetivismo y el nihilismo. Me lo probaron el conjunto de mis excelentes profesores universitarios y me lo enseñó la vida. No comparto las negaciones postmodernas, excepto su llamado dialéctico a ver la verdad en sus múltiples mediaciones y la fusión de los géneros.
Mi último trabajo publicado fue ¨García Holguín. Nueva visión¨ (Ediciones Holguín, 2010). Como lo indica el título es una actualización de un viejo problema, arrancado historiográficamente en 1865 y relanzado en 1949: la vida del supuesto fundador colonial de la localidad, o cuando menos de la toponimia que da nombre a la comarca: Holguín.
Mi gran descubrimiento fueron las potencialidades de la INTERNET. Sin la ¨Biblioteca virtual de Google¨ o la ¨ Miguel de Cervantes ¨ o la Web de los Archivos de España, todo hubiera sido muy difícil. Y la gran comprobación fue el poder de la amistad y el respeto: sin el Dr. Fredo Arias de la Canal, mexicano, Presidente del Frente de Afirmación Hispanista A. C. y la familia peruana del Obispo José Dammert Bellido, en las personas de su hermana Laura y su sobrina Lauri, las que a su vez me abrieron a la ayuda del sacerdote Guenther Keine, en la parroquia San Martín de Dortmund, Alemania, y las ayudas de la querida holguinera y colega Ángela Peña Obregón y del amigo Arquímedes de Paz, todo hubiera sido muy complejo.
En realidad, donde hacía tiempo no se investigaba el tema era en Holguín. El último esfuerzo aquí, fue en 1958, con Juan Albanés en la Edición Monumental del periódico Norte. Pero fuera de Cuba, otras personas como Dammert Bellido trabajaron a García Holguín, en la década de 1980. El problema complicado es que las investigaciones y las tradiciones de los holguineros nunca fueron conocidas por esos investigadores. Cuba aparecía en la ruta del conquistador Holguín, solo referida a Bayamo.
Pero ahí está el gran problema: ¿confirma la actualización de la información acumulada, fuera de Cuba, las teorías locales o hay que crear aquí otra, ajustada o totalmente nueva?
La gran fortaleza de la investigación es su amplitud documental y que se expuso de forma agradable y comprensible, algo difícil por la amplitud de escenarios del personaje y la vastedad de acontecimientos en estos, como la cuestión de las guerras civiles en Perú.
La debilidad sobre esa saga puede ser una: el mantener la tradición, decir que hacia 1545 pudo regresar, temporalmente, a estos sitios. Me apoya en esa hipótesis el marco cronológico y geográfico entre la Nicaragua de fines de 1544 y el Panamá de 1546. La debilidad nace de la falta de documentación probatoria del periplo exacto de García Holguín.
Entonces, ¿fui postmoderno al ¨fundir¨ en ese punto, la investigación rigurosa de los años 1545 – 1547, casi con la novela? Pero ese aspecto lo dejo a mis impugnadores más acuciosos o a la suerte. ¿Qué crees tú, colega Minervino?
MOC. En tu labor hay una riqueza conceptual insoslayable. En algunos momentos haz retomado el añejo tema de la formación económico social existente en Holguín en la época colonial e imbricaste el capitalismo anómalo ¨de Marx con el¨ feudalismo colonial ¨de Kossok” ¿Hasta dónde son compatibles y en qué se niegan mútuamente?
JNB. Me considero un historiador marxista y en mi formación fue muy importante el influjo del conjunto de mis queridos profesores. Hay dos muy significativos en ese punto: Samuel Oliveros y Arnaldo Zaldívar. El primero me ofreció un panorama excelente sobre la aplicación del método a la historia y el segundo me obligó a estudiar a Marx y en particular a Lenin.
Luego llegó la profundización a partir de la obra de otros historiadores cubanos y de otros lares, aquí debo recordar, porque algunos los olvidan, a los grandes historiadores marxistas soviéticos como Eugenio Tarlé y Alfredo Manfred. Aquí, en nuestro ambiente provinciano se vacila mucho alrededor de la acusación del carácter positivista o no de la obra de los colegas; yo lo que creo es que hay que estudiar más las obras históricas de los clásicos marxistas como ¨El 18 Brumario de Luís Bonaparte¨ de Marx y ¨La guerra campesina en Alemania¨ de Engels, junto a los clásicos del positivismo, orígenes todos de eso que se ha llamado hoy, Historia Social. Y soy del criterio que hay que sudar más y debatir más.
Sin las categorías y conceptos es imposible la investigación y el avance del saber. Soy deudor del concepto de que la formación económico social colonial es de tipo precapitalista. Dentro de la misma pueden existir diferentes modos concretos de producción tanto a nivel del sistema general como en alguna de sus partes. Creo no hay en el fondo, contradicción entre el criterio de Marx de un ¨capitalismo anómalo¨ y el concepto de Kossok de un ¨feudalismo colonial¨ porque ambos parten del dominio precapitalista.
Veo que tienes, colega Minervino, la misma preocupación teórica del estimado Dr. Rigoberto Segreo Ricardo, riguroso ponente en mi Tesis de Maestría. Te transcribo una de sus preguntas y la respuesta que le brinde:
En la página 29 último párrafo asume acríticamente la idea de Jorge Ibarra de que la Plantación no superó el estado precapitalista colonial. Este criterio se reitera en la página 31 al citar a Cepero Bonilla en la idea de que la Plantación era enemiga del desarrollo capitalista real. ¿Qué opina usted al respecto?
Existe indudablemente una crucial polémica dentro de la historiografía marxista sobre el cómo evaluar el lugar histórico de las sociedades coloniales latinoamericanas, dentro de estas, el caso cubano. Esta discusión parte de la propia valoración del pensamiento de Marx y es importante porque de la posición que se asuma dependerá la clasificación de los conflictos, los caminos históricos, las tareas y los actores sociales del período colonial.
Comparto el criterio de los historiadores, definidores con Marx, de que el precapitalismo es el estado histórico natural de las sociedades coloniales latinoamericanas premonopolistas, criterio expuesto entre otros por el Dr. Jorge Ibarra. Ya en el año 2001 (Contribución a la historia colonial de Holguín. 1752-1823) publiqué que compartía sobre esa visión el concepto defendido por el marxista alemán Manfred Kossok (1985) de que en Latinoamérica dominaba un feudalismo colonial.
Considero muy ¨optimistas¨ las estimaciones, entre otros del Dr. Eduardo Torres –Cuevas, sobre el subraye de las relaciones capitalistas y los títulos de burguesía esclavista a la realidad social y a actores del panorama cubano de fines del siglo XVIII y del transcurso de gran parte del siglo XIX. Torres – Cuevas cita una valoración de Marx del manuscrito Teorías de la plusvalía (tomo IV inconcluso de El Capital y existente a nivel de un borrador no terminado) para subrayar la idea presente en el texto de que el capitalista y el amo esclavista son una misma persona, como sobre otras definiciones en la propia cita cada vez que en la misma se habla de capitalismo; pero curiosamente no subraya la aclaración también allí expuesta por Marx, de que dicho modo de producción capitalista en las colonias existe SOLO DE MODO FORMAL, PUES LA ESCLAVITUD DE LOS NEGROS EXCLUYE EL LIBRE TRABAJO ASALARIADO. (Historia de Cuba 1492 – 1898.Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2001, p.112).
En El Capital, Marx contrapuso abiertamente el sistema esclavista mercantil construido por el capitalismo, con el propio sistema capitalista a partir de ese propio punto:
La aplicación esporádica de la cooperación en gran escala (…) en las colonias modernas, descansa en un régimen directo de despotismo o servidumbre, que es casi siempre un régimen de esclavitud. La forma capitalista presupone, por el contrario, desde el primer momento, la existencia de obreros libres y asalariados que venden su fuerza de trabajo al capital (El Capital. Tomo I. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, pp. 289 - 90.
En el fondo, a veces se olvida que la utilización de las citas de Marx tiene que partir de cuándo se escribió el texto en cuestión y si fue un esbozo de estudio particular o de un texto oficialmente publicado en vida del autor. La violación del principio del historicismo en la crítica de las fuentes puede ser fatal.
Disfruté y comparto en mucho las valoraciones del Dr. Jorge Ibarra expuestas en su libro ¨Marx y los historiadores. Ante la hacienda y la plantación esclavistas¨ (2008). Si bien suscribo la valoración de Marx del carácter anómalo del capitalismo en el mundo colonial, escrita en un manuscrito de 1857 -1858, prefiero más sus textos oficiales expuestos en El Capital, particularmente los capítulos XXIV y XXV del Tomo I y el capítulo XX del tomo III.
Sí, me encuentro entre los historiadores definidores junto a Carlos Marx de que el sistema de la Plantación esclavista no superó el estado precapitalista colonial desplegado largamente en Cuba.
MOC. Tiene mucho mérito tu esfuerzo historiográfico por revelar las raíces africanas en la formación holguinera, sobre todo, porque vivimos en un ambiente donde abundan quienes poca importancia le conceden al aporte de estos abuelos. Sin embargo, cuando tienes que optar, prefieres apoyar las propuestas de conmemoraciones montadas sobre elementos de origen hispánico ¿cuál es tu guía en esa decisión?
JNB. Mientras la historiografía holguinera no profundice en el caso particular de las aportaciones de los descendientes de africanos a la sociedad y culturas de la comarca, no habremos saldado una deuda histórica. El primer mártir revolucionario holguinero fue el esclavo negro congo Juan Nepomuceno, ahorcado en 1812 y curiosamente, Faustino Oramas, gran compositor, intérprete y líder de la picaresca en la música, hace poco fallecido, fue también negro.
Imagino que cuando dices mi apoyo a las conmemoraciones montadas sobre elementos de origen hispánico, te refieras principalmente a mi estancia en la Casa de Iberoamérica, entre 1994 y el 2002. Llegué allí por una propuesta que me hizo el Partido, en la figura del compañero Luís Almaguer Cariacedo y trabajé en calidad de Director, junto a un equipo de admirables personas en ese proyecto cultural.
Allí se me hizo más claro el tema de los aportes africanos y por eso, durante mucho tiempo, en una sala estuvo expuesta una exposición del artista Gabriel Maslótikas, sobre el Palo de Monte y en fue esa institución donde investigué y escribí el libro ¨ Los esclavos en Holguín ¨, luego publicado en 1999. Tu por cierto, fuiste uno de los jurados que evalúo ese libro en el Premio de la Ciudad.
Soy ahora el ¨pesado¨ que ya en varias tribunas ha dicho que la forma de limpiar el famoso estigma de racista del holguinero (criterio falso y perjudicial), entre otras cosas, pasa por colocar en el actual Parque Calixto García, antigua Plaza de Armas, un monumento a Nepomuceno, en el bicentenario de su ahorcamiento, el próximo 3 de abril de 2012.
Por los demás, no soy culpable de que en el folklorismo local, casi nada, para no ser absoluto, se centre en esta fundamental raíz. Cuando exista y si se necesita mi colaboración, se tendrá.
MOC. Fuiste de los protagonistas de la polémica inconclusa sobre el predominio de la pequeña o la gran propiedad, en el Holguín colonial ¿qué factores llevaron a soslayar las discusiones sin todavía haberse logrado consenso?
JNB. Creo que ser perdió por la falta de un espíritu de debate en aquella época, fue por 1988. Una lástima. Todo giró alrededor del libro de Jorge González Aguilera ¨El fondo cultural holguinero¨ (1987), yo tiré la primera piedra e involucró además a Ramón Legón Pino y a José Vega Suñol.
Se publicó un artículo de cada uno en el Tabloide cultural Ámbito y se realizó un debate público, a partir de estos en la Casa Natal, que recordarás, no tuvo un desarrollo feliz. Los ánimos agriados, asustaron a algunos. Faltaron un marco y mejores árbitros, en la conducción del encuentro.
De los cuatro implicados, hoy Jorgito vive en Oregón, luego de una larga estancia en Canarias y no he logrado contactos hace años con él.
En verdad debo decirte que en lo más hondo de mis estudios, siempre tengo un diálogo con Jorge, Legón y Vega. Ellos me obligan intelectualmente, cariño aparte.
MOC. ¿Qué pregunta faltaría para que este cuestionario contribuya en algo a tu satisfacción?
JNB. Bueno, hay muchas otras cosas. Pero permíteme seguir el consejo de mi abogada personal, la Dra. Ossara Aceval de Quesada, que muchas veces olvido: no respondas preguntas que no te hagan directamente. Esas, las dejo a la curiosidad de tus lectores.