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lunes, abril 4

Género y revolución en Cuba.



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Todavía existe un “techo de cristal”, aunque los avances son innegables. Así calificó a los estudios de género que se generan en la isla caribeña, la Dra María de los Ángeles Arias Guevara, profesora de la Universidad de Holguín, e investigadora del Centro de Estudios de Cultura e Identidad, ubicado en dicha institución.

Su disertación sobre los estudios de género en Cuba formó parte del espacio Iberoamérica en nosotros. Este se realiza por el departamento de Investigaciones de la Casa de Iberoamérica con motivo de las celebraciones que se realizan en la ciudad de Holguín en torno a la fecha del 4 de abril, día de San Isidoro, santo patrono de la ciudad, el pueblo y el hato ubicados sucesivamente en orden inverso en el tiempo histórico.

Para la Dra Arias son diferenciables dos momentos en la realización de estos estudios: uno abarca desde 1959 hasta el proceso de institucionalización del proceso revolucionario ocurrido a mediados de la década del ´70 del siglo XX.

Se caracteriza por grandes transformaciones que tienden a lograr una igualdad entre todos los cubanos. Predominó la concepción de una emancipación total de la mujer solo con los cambios generales que la revolución socialista propiciaba. Los estudios realizados durante esos años tenían, como preocupación fundamental, la medición del impacto de las distintas medidas implementadas sobre el bello sexo.

Cierto es que en la Campaña de Alfabetización más de la mitad de las alfabetizadoras fueron mujeres y que se recibió el beneficio de la misma por un porcentaje elevado de las ellas. Las oportunidades de incorporación a la vida laboral crecieron. De igual manera se comportaron otros indicadores.

Sin embargo, medidas como la muy radical Ley de Reforma Agraria de 1959 y su complemento de 1963, declararon propietarias a un porcentaje muy bajo de mujeres, en virtud de las relaciones patriarcales que reinaban desde épocas anteriores. Ellas para nada fueron modificadas por ambas prerrogativas.

En 1976, cuando surgieron los órganos del Poder Popular, la representación de la mujer en los mismos fue muy baja. Se puso de manifiesto la necesidad de un cambio cultural en la vida cotidiana que debía investigarse por los estudiosos.

El proceso de implementación tardó algunos años. Paulatinamente, surgieron los centros de estudios dedicados a este quehacer y se ampliaron las temáticas. Pasó a primer plano la violencia intrafamiliar, el uso del tiempo por cada uno de los sexos, los roles intrafamiliares, el desempeño en el espacio y una serie de tópicos más que demuestran todo lo que falta por ganar en tan noble empeño.

Sin pretender convertirse en una arenga, las palabras de la Dra Arias fueron una especie de explosión conmovedora que obliga a mirar nuestra realidad y a aceptar ese “techo de cristal” que ella mencionó.

Las principales insatisfacciones no deben dirigirse a discurso, sino a aunar esfuerzos para colocar a nuestras congéneres en el lugar que merecen.

1 comentario:

Jouseline Rodríguez Herrera dijo...

Que bien, siempre siendo ejemplo de dignidad y combatividad. Los queremos y respetamos.
Saludos Solidario